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El Líder vs Los Ojos (parte 2)

—¿Te vas sin despedirte? 

La voz de Paxton hizo eco por todo el lugar al tiempo que tres luces me apuntaron directamente.

Myke y Jago a mis costados, y Paxton justo al frente, este último apuntándome directamente, serio y sombrío.

—Pensé que era hora de dar un paseo —hablé con normalidad.

—¿Qué pasó con Kena? —preguntó Myke.

Me encogí de hombros.

—Nos dimos un raund, de esos salvajes —dije, guiñando el ojo—. Terminó exhausta así que la dejé dormir.

Eso no le alegró a ninguno, empezando por Jago que se sonó el cuello.

—Luces tranquilo —señaló Paxton, dando dos pasos al frente—. ¿Tan seguro estás de que lograrás salir de aquí?

Metí la mano en mi bolsillo, sujeté la navaja en caso de actuar, luego desistí de esa intención, mejor sería no dar indicios de tener con que defenderme. La usaría en el momento indicado.

Y tenía razón, lucía tranquilo incluso para una situación como esa. Aunque yo fuera más hábil, sería complicado salir con ellos impidiéndolo. Pero, por alguna extraña razón, me sentía demasiado bien.

—¿Tan seguro estás de que tú me lo vas a impedir? —solté una risa—. ¿Se te olvida quien te pateaba el culo en cada entrenamiento?

Aunque las luces me cegaban, vi perfectamente como su cara se contraía de enojo.

—¿Cómo supieron que escapé de Kena?

Myke supo que mi pregunta iba dirigida a él. Dudó un segundo en si responder o no, pero al final habló.

—La sala tiene cámaras y sensores en espacios específicos que solo nosotros cuatro y el jefe conocemos, yo mismo los instalé. Al detectar movimiento, el sistema del sensor me envía una señal que activa las cámaras permitiéndome ver lo que ocurre dentro —respondió—. Ahora, deja todo este espectáculo y regresa al búnker, sabes que no podemos dejarte salir.

Sonreí ampliamente mirando a Paxton, que seguía viéndome con la ira al límite.

—Nunca lo dije pero, el único de ustedes que me genera cierto miedito es Myke. —miré a Jago—. ¿No han escuchado eso que dice que el conocimiento le gana a la fuerza? —miré a Paxton—. Y que la persuasión no es nada sin ella.

Paxton resopló.

—Como disfrutas burlarte de nosotros. —amenazó dando otro paso.

—No es mi culpa que ustedes sean un chiste —alegué.

—Myke, afuera —le ordenó—. Avisa al jefe, nosotros nos encargamos de él.

Myke obedeció y salió del garaje. Quedé con los dos que "supuestamente" se encargarían de mí.

—Ultima advertencia: da la vuelta y regresa a ese búnker.

Puggy le ladró colocándose frente a mí. Me preparé para atacar.

—¿Le estás dando una orden a tú líder?

Soltó su respuesta con un lento y frío rencor.

—Tú ya no eres mi líder.

Volví a sonreír.

—Tienes razón, veamos a quién de ustedes le cedo el puesto.

Corrí directamente hacia Paxton, este presionó el gatillo soltando un dardo tranquilizante, me lancé al suelo dando una vuelta y esquivándolo al tiempo que soltaba la linterna y corría de lleno contra mí. Me puse de pie soltándole un golpe directo en el ojo izquierdo, lo bloqueó colocando su hombro y rodó sujetando mi brazo creando un espacio.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora