Capítulo 23: Despedida.

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(Pov Tom)

Cuando digo que lo que tuve esa noche no fue sexo, es que no lo fue. No "lo hicimos", hicimos el amor. Noté el amor y el cariño en cada maovimiento que compartimos. Si todavía tenía dudas de lo que sentía, en ése momento lo confirmé, estaba completamente enamorado de esa chica. 

El problema llegó cuando nos despertamos por la mañana. Ambos sabiamos que no saldría nada bueno al final del día, pues me marchaba y no sería lo mismo. 

Se fué a hacer las ultimas clases del día sobre las once y yo me quedé haciendo la maleta. Me puse a pensar en que podía hacer hasta que no llegaba a ningun lado yo solo, y decidí pedirle consejo a mi hermano.

-Bill, ¿puedes hablar?-hablé directamente justo cuando entré a su habitación.

-Claro Tom, ¿pasa algo?-me dijo extrañado.

-Es que.-me senté en una silla delante suyo pues él estaba sentado en el escritorio tecleando algo con su ordenador.-Nos vamos esta tarde, y de verdad que me he enamorado de T/N. El otro día hablé con mamá y llegué a la conclusión de que es mejor dejarlo. Vivimos muy lejos y no es posible manetener una relación a distáncia.

-Ay Tom, se lo que estas sintiendo y la verdad es lo mejor para los dos y para la relación. Ya te dije que si estais destinados a ser lo sereis, pero lo que no te dije es que a lo mejor en verano podéis veros.

-No estoy tan seguro, seguro que habrá rehecho su vida.-comenté triste.

-Bueno, eso ya lo veréis, ahora tu único problema es cuando hables con ella y decirle que mejor que lo que tenéis se quede aquí, el resto llegará solo.

Nos abrazamos y acabamos las maletas. Más tarde comenzamos a cargar el bus con los instrumentos ya que nos quedaba poco para irnos.

Me comencé a poner nervioso, T/N no llegaba y ya nos íbamos. Sandra ya estaba aquí desde la hora de comer y yo no sabía nada de mi chica desde que se fue.

Por suerte llegó poco después y pudimos hablar. Cuando la vi las palabras se me quedaron atascadas en la garganta y no salieron de primeras. La abracé muy fuerte y pude notar que ella ya empezaba a llorar.

-Ey T/N.-acuné su cara con ambas manos mientras con mis pulgares le limpiaba las lágrimas.-Me gustaría hablar contigo de lo nuestro.-asintió. Creo que ya sabía la conclusión a la que llegariamos.- Es mejor que lo dejemos aquí, amor mío.-hablé sin quitar las manos de su cara.

Agacho la mirada y su llanto augmentó.

-Si, opino lo mismo.-sollozó, yo estaba a punto de ponerme igual.- Solo que me duele, porque te quiero Tom.-se me aguaron los ojos.

-No me olvides nunca, ¿vale?-se me salieron las lágrimas.

-Eso es imposible.-me abrazó por la cintura.- Ni tu a mi.

-Nunca, amor.-nos besamos con sentimiento. Noté el sabor de nuestras lágrimas mezclandose entre ellas junto con nuestra saliva. La última vez que la sentiría conmigo. Me iba a volver loco.

-Bueno, adiós princesa.-me separé de ella i me acerqué a la puerta del bus.

-Adiós mi pequeño rastafari.

Me subí al bus i me senté en la ventanilla para poder verle. Vi como ella y Sandra se abrazaban al vernos marchar, ya que ella también se tuvo que despedri de Georg.

Lo que le dije a mi chica la noche anterior era completamente real y ahora que me había separado de ella por tiempo indefinido, no sabía como iba a seguir con mi vida.

¿Podré seguir vivo aún sabiendo que los motivos que tenía estarán a cientos de quilómetros de mi?

Mi pequeño Rastafari (1ra parte saga pequeños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora