Capítulo 31: El hueco de mi corazón

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(Pov Tom)


No podía creer lo que veian mis ojos. Creía que la proxima vez que la viese estaría bien, sin ningun cambio fisico, pero me equivocaba. Era obvio que había perdido peso y que no se estaba cuidando como debía. Llevaba el pelo con mechas rubias y los rizos un poco descuidados. No llevaba una pizca de maquillaje e iba en chándal, cosa que me admitió odiar en diversas ocasiones.

No sabía que hacer ni que decir por lo que fue mi madre la que rompió el silencio que se habia formado.

-Tom hijo, ven aquí.-hice lo que me dijo.-Os dejo solos.-seguidamente se fue para dejarnos a T/N y a mi, juntos, después de haber estado los dos en completa depresión por la ausencia del otro.

-Lo siento.-habló ella tras unos minutos de ese silencio prolongado.

-¿Que?

-Por mi culpa has cambiado tu apariencia.-agachó la cabeza. Con mi mano derecha agarré su mentón haciendo que vuelva a mirarme a los ojos.

-No ha sido culpa tuya T/N, ha sido una decisión que habia sido aplazada y simplemente sentí que era el momento.-me senté en el banco a lo que ella hizo lo mismo.-¿Por que crees que lo es?

-En una revista leí un artículo que ponía que lo habias hecho por desamor.

-Los paparazzis se inventan muchas cosas, no te creas nada de mi que no te haya dicho yo.-sequé las lagrimas que estaban empezando a caer de sus preciosos ojos miel.-Siento mucho haber tenido que irme de tu lado, cuando porfin encontré a alguien maravilloso, la vida me lo quitó.-miré hacia el lado.

-Entonces, ¿quieres que la vida nos una?-esta vez fue ella la que me agarró del mentón para que la mirase a la cara.

-No es que lo quiera, es que lo necesito para vivir.-respiré hondo.-Cuando te conocí se llenó el hueco que se habia formado en mi pecho durante mi infancia, recordé lo que era ser feliz y sentía un miedo irracional cada vez que pensaba en que me debía marchar. Ese miedo se transformó en tristeza y más tarde en el mismo hueco que se había cerrado. Eres la tirita que une mi corazon, el hueco de felicidad que estaba vacío y que gracias a ti vuelve a estar completo T/N, ¿como no voy a quererte en mi vida?

No hicieron falta más palabras para entender que habiamos llegado a un acuerdo. Nos necesitabamos mutuamente y hariamos que lo nuestro funcionase.

Le abracé y pude percibir de nuevo el aroma que se convirtió en una droga cuando la conocí y que sabía que lo volvia a ser solo que esa vez tenía la seguiridad que jamás me iban a arrebatar dicha sustancia.

Cuando las ganas nos mataban a ambos nos miramos y cuando se colocó de puntillas la besé con gran ímpetu. Recorrí su boca con mi lengua recordando cuando lo hice por primera vez, recordando cuando me hice adicto a ella, a sus besos, sus caricias; sus risas, sus sonrisas, sus carcajadas y su manera de caminar, correr y gesticular; de la manera en la que se recolocaba el pelo cuando caminaba, como se lo colocaba detras de la oreja cuando le molestaba en la cara; como suspiraba cuando le daba placer que... que ganas de repetir esa noche.

No nos quedamos mucho mas tiempo allí pues ella debía volver al hotel con sus amigas y yo debía ir a casa para poder añadir a la libreta de canciones las que se me habian ocurrido anteriormente.


Esa noche quedamos mi amada y yo en mi casa. Mi familia entendió la gravedad de la situación por lo que se fueron a cenar y a tomar algo a algún bar ya que no llegaron hasta muy tarde, hasta que no acabamos de hacerlo.

No fue sexo, ni tampoco fue como la primera vez que lo hicimos. Fue una mezcla de pasión, amor, ganas, tristeza entre otros sentimientos. La sensación que sentía cuando la veia suspirar de placer, eran mejores que las que habia sentido de ninguna otra manera jamás.


Despues de haber intimado, nos quedamos hablando en como lo haríamos para seguir con la relación cuando ese mes de vacaciones acabase. Le quedaba el ultimo año en la escuela y mientras durase dicho cuerso, iriamos intercalando los viajes para no pasar tanto tiempo distanciados. Cuando por fin acabase, nos tomariamos ambos un año sabático para viajar por el mundo y descubrirnos a nosotros mismos.

Felicidad era poco con lo que sentía en ese instante. No podía parar de pensar en la direccion que había tomado mi vida en ese instante y en las ganas que tenía de poder formar un futuro a su lado, al lado de la persona que amo.

¿Será capaz mi corazón de soportar la cantidad de amor que siento por esta chica?

Mi pequeño Rastafari (1ra parte saga pequeños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora