~One Shots ~ Spiderverse

Miles 42: Headcannons

Escribiendo estos shots noté algo raro...
Al miles original siempre tiendo a mentalizarlo joven, de 16 o 17. Pero al merodeador le doy una personalidad mucho más madura...

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~ Movería cielo y tierra para conseguir aquello que quieres ~

—¿Cómo vas, corazón?—

El chico entró al cuarto que compartían, notando que seguías actualizando una y otra vez aquella página.

—No puede ser que se hayan agotado tan rápido... Salieron hace 5 minutos.—dejaste caer la cabeza en el escritorio—. Necesito esas Jordan, papi...—

—¿Son muy limitadas?—

—No en realidad... pero son amarillas y muuuuy lindas. Sabes lo mucho que amo ese color.—lo escuchaste reír.

—Amarillas... con detalles negros y terminado mate en los laterales, sí. Muy lindas.—

Volteaste a mirarlo confundida, notando que dejaba la dichosa caja naranja frente a ti.

—No me digas que...—

—Recién salidas del barco, ya puse otro par en el exhibidor de la sala.—comenzó a quitarse el traje del merodeador.

—¿Cómo las...—

—¿Cuál es la regla?—sonreiste.

—Sin preguntas.—

—Buena chica... ¿Te parece si me agradeces el regalo con algo de cariño?—

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~ Eres la única a la que le haría caso en cuanto a advertencias ~

Cuando Miles llegó al departamento casi entrada la madrugada, lo esperabas en la cocina.
Sentada en la isla con un pequeño botiquín, lo mirabas de manera severa.
El chico se sentó frente a ti sin decir nada, quitándose aquella máscara. Su cara estaba bastante herida. Comenzaste a curarlo.

—... ¿No dirás nada?—

—¿Para qué? Te pasás por el culo las advertencias de todos.—soltaste de manera fría—. Ya me estoy comenzando a cansar de desvelarme por ti, Miles... Quiero que llegue el día en que despierte en la madrugada y tú estés ahí.—

—Debo trabajar para conseguir lo que mereces, asi-

—Yo nunca te he pedido dinero, corazón.—tomaste su rostro, mirándolo ya algo cansada—. Solo quiero que estés conmigo... Porque si algo llega a pasarte...—

El verte tan afligida lo hizo sentir una basura.
Había jurado protegerte y acabar con cualquiera que te hiciera daño... Y ahora él era esa persona.

—Ey, no llores, amor.—besó tus labios con sumo cuidado—. No volveré a tomar trabajos complicados ¿Si?—

—¿Lo prometes?—

—Con mi vida, sabes que a ti nunca te mentiría... ¿Vamos a dormir?—

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~ Celos hasta el cielo, y no se gasta en disimularlos. Muy sobreprotector ~

—¿Donas de chocolate? Muy empalagosas para mi gusto.—

Volteaste al escuchar aquello, encontrándote con otro cliente de la pastelería.

—Una cada tanto no mata a nadie, es un... Permitido.—el hombre te sonrió de tal manera que no te inspiró mucha confianza.