~One Shots ~ Spiderverse

Miles 42 (1/3)

Continuación del cortito N°7 (las friendzoneadas :D)

~•~

*Cuando Miles viajó por error a la T42 y los demás fueron a buscarlo, un reloj roto quedó en cierta azotea*

—Él fue súper tonto.—

—Pero tú te comportaste como una súper tonta también.—

—¿Disculpa?—

____ pintaba las uñas de un aburrido Hobie, quien miraba las múltiples fotos en la pared.

—Si Miles te gustaba tanto, se lo habrías dicho y ya.—

—Lo dices como si fuese algo fácil...—____ tomó su mano, acomodándola en una cabina para secar las uñas—. Yo... Creía que siempre estaríamos juntos, y que algún día solo... Se nos daría la oportunidad de avanzar.—

—¿Creíste que era un evento canónico o algo así?—se ganó un golpecito en la cabeza—. Asi no funciona la vida... Y me molesta que pienses igual que Miguel.—

—No me compares con ese tipo, no estoy dejando morir a ningún tío para que Miles me quiera.—

—Que crudo sonó eso.—rió bajito—. Como sea, creo que a estas alturas notaste que Miles...—

—Esta enamorado de Gwen, lo sé... Ya no insistiré en eso.—

Hobie miró sus uñas -negras con algunos puntitos rojos y azules- para luego revolver el cabello de la chica.

—No te pongas mal, hay más peces en el mar.—

—Si tú lo dices...—

~•~

La lluvia azotaba las calles de Brooklyn, cuando cierto forastero se refugió en el recibidor del edificio.

—Parece que Jesús tomó mucha agüita ¿No?—

Miles se dio un pequeño susto al escuchar aquello, por lo que intentó cubrir su rostro lo más que pudo.

—Digo, por ese dicho de, ya sabes, que la lluvia es pipí de Jesús... O ángeles... Algo así.—

____ había salido a comprar algo para cenar, cuando se encontró a un tipo en la puerta del departamento. Creyó que solo era un triste random al que la lluvia lo tomó desprevenido, así que pensó que podía dejarlo entrar un rato al recibidor hasta que la lluvia parara.

—Si me muestras la cara y pasas mi examen de "no tiene cara de loco", te dejo entrar un ratito.—

Se arrimó por el costado, y entonces lo vio.

—... ¿Miles? Creí haberte dicho que no quería verte.—

El chico se debatió por unos segundos qué hacer, llegando a la conclusión de que podía manejar la situación sin problemas. Se quitó la capucha.

—Supongo que tú conoces al otro Miles... Y no vengo por ti, vengo por mi tío.—

—... Diría que me sorprendes, pero un Miles de trenzas no se compara a un gato escupiéndome telarañas en la cara.—el chico frunció el ceño confundido—. Lo siento, pero el Aaron de aquí falleció hace unos meses... ¿Cómo llegaste aquí?—

—¿Conoces a mi papá?—

—Te conozco a ti, une A y B, genio.—sacó las llaves de su bolsillo—. Tienes la cara de Miles, así que pasaste la prueba del loco... Bueno, masomenos. Porque le dije que no quería verlo más porque, tú no lo sabes porque no eres él pero-