~One Shots ~ Spiderverse

Falling in love: Miles 42

💚 Para nada obvio, lo disimula sin mucho problema.

💜 El chico conoció a la joven enfermera mientras visitaba a su mamá en el hospital.

💚 Rio era la encargada de orientarla en su primer semana de trabajo, por lo que la nerviosa chica la seguía como patito a todos lados.

💜 —Es nueva en la ciudad ¿Podrías cuidar que llegue a salvo a la parada del bus?

—Claro, ma.

💚 Miles seguía a la chica a una distancia prudente, aguardando por cualquier problema o cosa rara que pudiera ocurrir.

💜 Conocía a ladrones de poca monta que robaban en esa área, debía evitar que la enfermera pase un mal rato.

💚 Fue entonces que aquel ladrón brincó frente a la mujer. Y antes de que Miles pudiese acercarse, ____ le había descargado un frasco de gas pimienta en la cara. Patada en los testículos, pisotón en los testículos ya en el suelo y echó a correr.

💜 Miles rió por lo bajo ante aquello. Chica ruda.

💚 Desde ese día, Miles vigilaba a la chica desde las sombras. Aunque claro está que a cada criminal que conocía, le indicaba que "a la chica nueva no se la tocaba".

💜 Ese leve interés rápidamente escaló a pequeña obsesión, y cuando el chico creía que debía comenzar a alejarse un poco, finalmente pudo hablar con ella.

💜💚💜

—Miles, hijo. Ella es ____, la muchacha de la que te he estado hablado.—

El chico se congeló un poco al ver como ella le sonreía, saludándolo con la mano algo nerviosa.

—Espero que sean cosas buenas las que te haya dicho...—

—Claro, todas muy buenas.—sonrió apenas.

—¿Puedes ayudarla a entrar los insumos? Por la puerta de atrás.—

~•~

—Nunca te había visto por aquí.—

____ caminaba algo insegura al llevar una pila de cajas. Había tomado más de las que podía llevar.

—No tengo mucho tiempo libre.—Miles le quitó algunas cajas, aliviando su carga—. Pero a veces vengo a visitar a mamá... ¿Qué?—

La chica sonreía algo divertida, mientras dejaba las cajas en aquel depósito.

—Nada, se me hizo lindo. Mi mamá también es todo lo que tengo, la cuido con mi vida... Oh, te cortaste.—

Miles dio un leve respingo al sentir como la chica tomaba su brazo. Su tacto era tan gentil que sintió como se le erizaban los pelitos del brazo.

—No se ve muy profundo... ¿Te sientas un ratito?—el chico asintió mientras se sentaba en el viejo escritorio del depósito.

La chica abrió las cajas que momentos antes había estado cargando y sacó algunos paquetitos de gasa y iodopovidona.
Para el merodeador todo aquello fue una simple caricia, nunca creyó que tratar una cortada pudiese sentirse tan bien.

—¿Haces magia o algo?—

—¿Eh?—

—Cuando me cortaba de pequeño y mamá me curaba, ardía como el diablo... Pero tú lo haces súper suave.—

—Ah~, eso es porque las mamás nos curan nerviosas ¿El ardor no venía acompañado por un tirón de orejas?—

—"a ver si ahora aprendes a quedarte quieto, mijo"—imitó la voz de Rio, haciendo que la chica riera con ganas.