Cuatro.

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Haré que todo esto solo sea un sueño.
Karol S.

Semana tres.

Hace tres semanas abandoné el hospital y hace una que dejé de ir a controles cada dos días. Supongo que estoy bien.

Es que no sé qué está pasando en mi vida desde hace mucho, me cuesta entender y mantenerme conectada con todo. Me siento mal de todas las malditas maneras posibles y eso no está bien.

Salí del hospital hace tres semanas pero no he abandonado mi habitación para nada, absolutamente nada. Y se siente extraño porque las dos primeras noches después de haber despertado lo único que esperaba era obvio; que Ruggero venga y me diga que debemos asumir esto juntos.

Pero nada de eso ha pasado.

Lo único que recibo de él son mensajes. Y son tan genéricos que me cuesta creer que de verdad quiere verme bien. O que de verdad los escribe él.

Y está claro que soy tan cobarde que no puedo ni quiero pedirle que venga. No estoy lista para escuchar de sus labios que solo estaba conmigo por el bebé que ya no tenemos.

Y el bebé...

El bebé es lo que más me duele de todo porque aunque soy su madre, ni siquiera pude estar en su funeral. Duele, maldita sea.

Duele porque se supone que ahora mismo debería estar teniéndolo entre mis brazos, no luchando contra mis demonios para lograr levantarme de la cama y enfrentar a la mujer que causó esto.

No quiero seguir un proceso legal. Solo quiero a mi bebe de vuelta.

—¿Puedo entrar?

Juliana entra a la habitación y cierra la puerta a sus espaldas apoyándose en esta. Aparto la mirada de ella y escucho su suspiro.

—¿Aún no te has bañado?

Me encojo de hombros. Es obvio que no.

—Karol, vas a llegar tarde.

—Me da igual. —musito mirando la puerta del baño.— ¿Qué cambia si voy o no? ¿Qué cambia si esa perra va a prisión? Nada. Mi bebé no va a volver a la vida. Nada volverá a ser igual.

—Si no vas, entonces pueden desestimar el caso y ella puede quedar libre. —me hace saber.— ¿Crees que es justo que la historia pueda repetirse si la dejan libre?

Abrazo mis rodillas, ella se sienta a mi lado y me abraza.

—Llora, llora todo lo que tengas que llorar, pequeña. —acaricia mi cabello.— Pero también intenta ser fuerte, aunque sea solo por hoy. Tu hijo merece eso, merece justicia.

Suelto en llanto una vez más, ella me abraza con más fuerza.

—Es que no quiero justicia. Lo quiero de vuelta. —sollozo.— Era mi bebé, no tenían derecho a arrebatarlo de mi vida. No podían.

—Te entiendo, pequeña. Te entiendo.

Solo quiero volver atrás y evitar tomar esa ruta.

Quiero volver y no hacer un baby shower.

Quiero volver y no salir de casa.

Tan solo quiero volver...

No sé cuánto tiempo lloro en su hombro, pero cuando se aleja y me pide que vaya a bañarme, estoy tan cansada que solo tenemos haciéndolo y cuando salgo, me visto con lo que ha preparado para mí.

Siento que me han encendido y puesto en modo automático porque ahora mismo estoy haciendo todo lo que me piden sin poner objeción alguna. Y sin decir una sola palabra.

Persona Equivocada, Momento Correcto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora