Diecinueve.

361 52 2
                                    

Salto sobre él, me mira sonriendo en el proceso.

—¿Qué pasa? Conozco esa carita, sé que quieres decirme algo.

Su rápida deducción me hace reír mientras asiento. Por supuesto que quiero decirle algo.

Y pedírselo de paso.

—Es que ayer conocí a alguien. —explico.— Alguien muy especial, y quiero que le conozcas también.

—Uy, ¿Y quién es ese alguien? ¿Es un hombre?

—Mhm. —me acomodo sin dejar de mirarle.— Muy guapo.

—No me digas, ¿Y que más?

—En un futuro, me gustaría que forme parte de nosotros. —admito sin tanto rodeo.

—Okey... ¿De casualidad tiene la edad suficiente para enamorarte?

Una carcajada se me escapa y él se cruza de brazos manteniéndose serio.

No puedo con él.

—No, cielo. Tiene tres añitos apenas. —me siento en sus piernas.— Es un amor, me encanta y estoy muy enamorada de sus ojos y de la idea de formar una familia con él.

Su gesto se suaviza visiblemente mientras asiente y yo me río con más ganas. ¿En serio pensó que yo le estaba proponiendo otro tipo de cosas?

No. A este punto de la relación no lo necesitamos.

Sé perfectamente qué necesitamos, y está en ese pequeñito tan lindo.

—Llegó a la sala de emergencia porque se metió una bolita a la nariz. —explico.— Le hicimos un lavado y estará estos días en observación.

—Muy bien.

—Y es muy lindo, pero vive en una casa hogar, no tiene padres. —me mira, hago un mohín.— No es ningún compromiso, solo le gustaría que le conocieras.

—¿Cuándo?

—Este sábado, por favor.

Asiente volviendo a tomar el libro que dejó a un lado para prestarme atención. Sonrío.

—¿Es un sí?

—Por supuesto, mi amor. —asegura centrado en su lectura.— El sábado iremos y voy a poder conocer al pequeñito que te ha robado el corazón.

—Estoy segura de que también te lo va a robar a ti.

—De eso no tengo dudas.

Si...

Me está dando la razón en todo, eso es nuevo.

Ahora sé con certeza que lo último que va a hacer es fijarse en la visita. Solo quiere mantenerme feliz.

Pero no importa porque sé que tan pronto vea a Hugo, se va a encariñar tan rápido como yo.

Lo sé con certeza.

Por ahora solo me queda esperar.

~~~~

—Y listo, pequeñita.

Toco la punta de su nariz causando su risa, su madre me sonríe agradecida y le devuelvo el gesto asegurando que solo hago mi trabajo.

Me encanta estar aquí sin duda alguna.

—Mami, ¿Puedes traerme más agua?

—Claro que si, mi niña. Pero primero iré al baño, ¿Sí?

La pequeña asiente y deja que su madre se marche de la habitación, ocasión que aprovecho para explicarle a la pequeña que voy a inyectar la medicina en su suero y que no le va a doler.

Persona Equivocada, Momento Correcto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora