Catorce.

358 53 1
                                    

No hay mejor bendición que recibir la reciprocidad de todos aquellos a quienes das tu amor.

Karol S.

Diez y media de la mañana y voy ingresando a la clínica lista para esto.

He hecho todo lo que la doctora me pidió, Giovanna viene conmigo y Juliana dijo que nos esperaba aquí así que bueno, si estoy nerviosa.

Pero admito que lo bonito de todo es que Ruggero me despertó con un ramo de flores y el desayuno listo deseándome suerte. Y él no lo sabe, pero realmente la voy a necesitar.

—¿Llamo a la doctora?

Niego subiéndome a la camilla.

Me dijo que espere y es lo que haré.

Me acuesto y tomo mi teléfono mandándole un mensaje a Ruggero. Mensaje que de inmediato responde con una nota de voz.

—Te amo mucho, mucho, amor mío. Vas a estar bien, todo va a salir bien. Te amo.

Sonrío escribiéndole mi respuesta mientras Giovanna suspira.

—¿Aún no le has dicho?

Niego levantando la mirada.

Aún no le he dicho.

Y por cómo van las cosas, sé que no le voy a decir.

No quiero preocupar a Ruggero. Por eso espero que todo salga bien con esta operación.

Media hora después, la doctora llega y avisa que todo está listo para mis exámenes. Y tomando en cuenta que he Sido ingresada desde hace rato, me llevan en silla de ruedas.

Todo resulta sencillo.

Después de tantos sangrados, desmayos y malestares, he aprendido a tomarme estos exámenes con calma. Y por eso paso todo el día sin tantas novedades que contar.

Giovanna se queda conmigo hasta que Juliana termina su turno y hacen un relevo para que mi amiga pueda ir a comer.

—Helen te manda sus buenos deseos. —me dice Juli mientras trenza mi cabello.— Y Emilio te manda esto.

Pone una rosa en mis manos y me río agradeciéndole.

Que tierno.

No me gustan mucho las rosas, pero el hecho de que haya pensado en mi me hace sentir agradecida.

Es lindo cuando sientes que les importas a las personas.

—¿Estás lista?

—Bueno, me van a operar el útero, no el corazón o el cerebro gracias a Dios. —suspiro.— No me gustan las cicatrices pero supongo que voy a aprender a vivir con esta y ya. Es todo.

—Todo va a estar bien. —me asegura poniéndose frente a mí.— Sé que estás nerviosa y te entiendo, pero estarás bien. Esto es por tu bien.

Asiento llevándome el cabello detrás de la oreja, ella besa mi mejilla y pregunta si necesito algo. Niego bajándome de la camilla.

Necesito ir al baño.

Cuando regreso a la camilla, Juliana se encuentra sentada en la silla a mi lado con su teléfono en mano. Me dedico a dar vueltas por la habitación sin ganas de hacer nada más.

Creo que comienzo a arrepentirme de haber tomado esta decisión.

—Buenas, ¿Se puede?

Sonriente doy media vuelta, él me mira y sonríe en el proceso mientras se acerca a abrazarme.

Persona Equivocada, Momento Correcto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora