Veinte y Seis.

386 53 21
                                    

—No puedo creer que estemos haciendo esto. —golpeo el piso con mi pie. Él se ríe.

—Hay que hacerle caso al doctor. Siempre.

Una risita se me escapa mientras asiento, definitivamente es momento de hacer esta famosa prueba de embarazo. Sobre todo porque Ruggero se niega a aceptar que el doctor le dice que no pasa nada.

Y tomando en cuenta que hemos estado semanas evitando hacer esto, finalmente me convenció.

Es que, no quiero que de positivo. Definitivamente no.

Digo, deseo con mi vida ser madre, y sé que Ruggero también quiere ser padre. El problema es en realidad que tenemos miedo de que un embarazo positivo nos dificulte algo con Hugo.

No quiero que el proceso de adopción se vea afectado en este momento de nuestras vidas. No cuando estamos tan cerca de recibir un sí.

Salgo del baño y me siento en la cama mientras Ruggero termina de preparar la pintura para la habitación de Hugo. Por fin tenemos todo listo.

—Se siente raro no ir al cementerio.

—Ya sé. —suspiro.— Pero, nuestro bebé debe entender que es una buena razón. Es por su hermano.

Ruggero sonríe.

—Su hermano... Que lindo suena.

—Ya sé, y si esa prueba de ahí adentro sale positiva, serán sus hermanos.

—Ahora estoy un poco ilusionado. —admite haciéndome reír.— ¿Ya podemos ver el resultado?

Niego, él se pone de pie y retira la pintura. Mientras tanto, me dejo caer en la cama y miro el techo.

Hay tanta tranquilidad aquí que podría dormir todo el día.

Y si, después de dos minutos en esa posición, termino quedándome dormida de verdad.

Despierto desorientada, hay poca luz que atraviesa la ventana, y de fondo, solo se escucha la muy familiar risa. Hugo está aquí.

Quiero entender el poder de convencimiento que tiene mi esposo. Siempre logra que le den chance de traer a Hugo a casa.

Salgo de la habitación, entro a la de Hugo y carraspeo llamando la atención de ambos.

Hugo deja de jugar con sus carritos y Ruggero se levanta del piso levantando sus brazos en el proceso.

—¿Y? ¿Qué te parece?

Miro todo a mi alrededor. Las paredes están listas. Y aunque aún se siente un poco el olor de la pintura, no es nada grave.

Sonrío asintiendo en el proceso.

—Lindísimo, me gusta el color.

—Te dije que era un azul bonito. —me señala.— ¿Y quieres ver lo mejor de todo?

Apaga la luz y la pintura comienza a brillar. Hugo se ríe.

—¡Que bonito, papá!

¿Esperen, qué?

Ambos nos quedamos en silencio y nos miramos sin saber cómo exactamente reaccionar.

Ruggero sonrie, yo me cruzo de brazos indignada.

¿Ha dicho papá?

¡Ha dicho papá y no mamá!

No es justo.

~~~~

Diez de la mañana de un lunes, tomando en cuenta que es mi día libre del mes, decidí quedarme con Hugo.

Persona Equivocada, Momento Correcto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora