Once.

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Después de la tormenta viene la calma.

Karol S.

Odio los hospitales cuando se trata de estar aquí como paciente, pero cuando se trata de estar aquí como voluntaria en el área de pediatría me encanta.

Sin embargo, el sentimiento es agridulce.

Voy a compartir mis días con niños.

Pero esos niños están atravesando por la maldita enfermedad con C que todos odiamos.

Que algunos la padecemos pero en estadios más leves y que de algún modo nos brindan esperanza.

En cambio ellos...

Ellos solo se están aferrando a su última esperanza de vida.

Y yo estoy aquí para hacerles esos momentos más felices y perfectos.

Se suponía que iba a venir como voluntaria dos días a la semana. Pero dado a la condición que en casa tenemos como matrimonio, he elegido quedarme a trabajar.

Venir todos los días.

Y eso Ruggero no lo sabe todavía. Pero no tiene por qué saberlo tampoco.

—Buenos días, compañera de trabajo.

Juliana se pone a mi lado. Me río.

—Buenos días, mejor amiga. —entrelazo nuestros brazos.— ¿Lista para tu primer día?

—Lista y preparada. —suspira.— Y me emociona hacerlo contigo. Ojalá Gio pudiera estar aquí.

—Ojalá. —sonrío.— Pero bueno, estamos juntas y nos vamos a divertir igual. ¿Verdad?

—Verdad. —afirma besando mi mejilla.— Y aquí comienza la aventura.

En efecto, aquí comenzaba una aventura más.

Tengo muchas expectativas al respecto. Y sé que todas ellas se van a cumplir tal cual.

Sé que este lugar me va a traer muchas dichas. De eso no tengo duda alguna.

~~~~

—Buenas tardes, mi amor.

Me subo al auto y me estiro para besar sus labios, él me sonríe.

—Buenas tardes, preciosa. ¿Por qué tan feliz?

—Porque me fue genial. —alargo entusiasmada.— He tenido el mejor primer día de mi vida.

—¿El mejor primer día? Genial, mi amor.

Asiento abrochando mi cinturón mientras él comienza a conducir.

—¿Y a ti? ¿Cómo te fue?

—Bien, muy bien. —asiente.— Sobre todo porque el lunes comienzo a trabajar.

—¿Ah sí? Que bien. —me muestro emocionada mientras tomo su mano.— ¿Y en dónde? ¿Cómo sucedió?

—La verdad es que hoy no tenía ganas de salir para recibir más de lo mismo pero entonces entró una llamada a mi teléfono. Me llamaron de Recursos Humanos de mi nuevo trabajo para saber si podía presentarme en ese momento. Por supuesto dije que sí.

—¿Y ahora trabajas en...?

—¿Podemos mantenerlo en incógnita mientras te llevo a cenar? Quiero que sea sorpresa.

Asiento llevándome el cabello detrás de la oreja, él pregunta qué quiero comer y lo pienso un momento antes de pedirle que nos vayamos a casa.

Adoro el hecho de que quiera celebrar, pero no quiero tentar a la suerte. Y la doctora fue clara cuando pidió que coma en casa por un buen tiempo, por lo menos hasta que mi situación y la operación estén programadas.

Persona Equivocada, Momento Correcto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora