Doce.

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Eres eso que cuesta dejar de querer, porque comencé a quererte sin querer.

Karol S.

—Bienvenido, Leonardo.

—Hola, cuñada.

Me río cuando despeina mi cabello y subo dos escalones de las escaleras para estar a su altura antes de llevarme las manos a la cintura y decir;

—Estás en tu casa, si no atraviesas las puertas, es porque tus padres te dieron la altura que a Ruggero no. De todos modos, agáchate para entrar. No queremos accidentes.

Ruggero se ríe, Leonardo me saca la lengua antes de buscar dentro de su maleta.

—Mi mamá dijo que te dé esto. Es para ti. Y quiere que grabe cuando lo abras así que espera.

Busca su teléfono en su bolsillo y me apunta con este, comenzando a grabar. Sonrío mientras con entusiasmo abro mi regalo.

Amo que cada vez que vamos a visitarlos o ellos vienen, me traigan regalos. Me siento como la hija consentida.

Ruggero dice que lo soy.

—Ay pero qué lindo.

Saco la tapa de cristal de mi cajita dejando ver el girasol artificial. El agradable olor que desprende de él es muy similar a uno de mis perfumes.

Pero lo bonito del regalo es cuando al presionar el botón de un lado de la caja, este girasol se da la vuelta dejando ver un hermoso anillo azul de mariposa. Me encanta.

—Ay, gracias. —alargo mostrando mi anillo.— Me muero de amor, es el mejor regalo del mundo.

—¿Escuchaste, mamá? Le gustó.

Con eso finaliza el video y me río mientras me pongo el anillo. Estoy enamorada.

—La voy a llamar. Ahora mismo. ¿Qué hora es en Italia?

—Aproximadamente las siete de la noche.

—Genial, la voy a llamar.

Corro escaleras arriba dejándolos a solas.

Tomo mi teléfono, me lanzo a la cama y llamo a mi suegra por videollamada. Y tan pronto contesta, le muestro mi anillo emocionada.

—Buenas noches, Anto hermosa. —saludo sonriente. Ella se ríe.

—Buenas noches, princesa. ¿Te gustó mi regalo?

—¡Es el mejor del mundo! Gracias, en serio me encantó demasiado. —aseguro.— Estoy muy feliz, me encantó y lo voy a usar todos los días.

—Lo elegí el otro día cuando fuimos a comprar los vuelos de Leonardo. Tan pronto lo ví supe que era para ti.

—Me encantó, yo también voy a enviar muchos regalitos. —aseguro.— Leonardo va a llegar con toda una maleta cuando vuelva.

—Pues a mi me haría feliz que vengan ustedes.

Sonrío enternecida.

A mí también me encantaría ir.

Pero por el momento me es imposible.

Y por eso solo miro a la puerta y me muerdo el labio inferior antes de decir;

—Hay algo que quisiera que sepa. —relamo mis labios.— Pero... Pero me gustaría mucho que quede solo entre nosotras.

—Por supuesto que sí, princesa. ¿Qué sucede?

Persona Equivocada, Momento Correcto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora