–¿Segura que no te importa que me vaya? -preguntó Vero-. ¿Por qué no vienes con nosotras? Dijiste que tenías ganas de ver el concierto.
¡Claro que tenía ganas! Pero no era plan de irme sola con Kristen y con ella, y más ahora que ella estaba tonteando con otra. A lo mejor, estando solas, por fin ocurría lo que tanto tiempo llevábamos esperando.
–Aún queda bastante para que empiece, así que iré con estos un poco más tarde. Tú vete, que lo mismo se te presenta hoy la oportunidad con Kristen... -respondí en voz baja para que la aludida, que se encontraba a un metro escaso de nosotras, no pudiera oírnos.
–Ya me gustaría... ¡No! Ya le gustaría a ella... -aunque intentaba mostrar indiferencia, le brillaban los ojos y hacía esfuerzos por contener los nervios-. Tú cuídate. No olvides lo que dijo tu tía. No hagas nada raro, ¿eh?
–¡Vete ya! -repliqué empujándola suavemente. Le di la espalda adrede para dejar claro el poco crédito que daba a los temores de mi tía. Me acerqué a Bea y a Austin, que mantenían una animada conversación. Jacob aún no había llegado. Esperaba con cierto desánimo el momento de volver a verlo, pues no estaba segura de qué iba a sentir ni de si iba a ser capaz de disimularlo.
–¿Y lo grabaste todo? -Bea señalaba el móvil de Austin-. Mila, mira esto. ¡Es muy fuerte!
Me acerqué por detrás y apoyé mi cabeza sobre el hombro de Bea.
–Espera -Austin me agarró suavemente por la cintura para separarme de mi amiga y acercarme hacia donde estaba él-, desde ahí no vas a ver nada.
Había demasiado ruido a nuestro al rededor como para poder oír el video. Estábamos en la plaza del Ayuntamiento, y la música pachanguera se salía de las casetas, se imponía a cualquier otro sonido. Intenté concentrarme en la imagen, que era bastante mala. Solo alcanzaba a ver una enorme fachada de ladrillo y lo que parecía ser un grupo de chicos que se acercaba.
–¿Dónde es esto? -pregunté. Me resultaba vagamente familiar.
–Es el centro cultural. En la valla de detrás -respondió Austin. Seguía con su brazo al rededor de mi cintura, a pesar de que ya no había motivo alguno para hacerlo. No me importaba. Austin era un tipo encantador, muy simpático. Y era evidente que tenía cierto interés por mi. Si al final esa noche surgía la oportunidad, no pensaba decirle que no. No podía seguir esperando a desenamorarme de Jacob, porque tal vez eso nunca llegaría a ocurrir. Se me encogió de nuevo el estómago al pensar que iba a verlo de un momento a otro.
En el móvil, los chicos comenzaron a lanzar lo que parecían botellas de cerveza contra la pared de ladrillo. La poca nitidez de la imagen hacía imposible reconocerlos. Parecían salidos de American History X y daban miedo, sobre todo el jefecillo, que iba rapado y llevaba una chaqueta de color blanco metálico. Estaban eufóricos. Cada vez que una de las botellas se rompía, se abrazaban exageradamente y se exaltaban más. Cuando ya parecían haberle pillado el truco al juego y todas las botellas que chocaban contra la pared terminaban hechas añicos, el de la espantosa chaqueta blanca sacó de un bolsillo interior una especie de botella pequeña del que sobresalía un trapo enrollado. Acto seguido, encendió un mechero que expedía una enorme llama, prendió fuego a aquella improvisada mecha y lo lanzó contra la pared. Gran parte de la pared comenzó a arder, y también las hierbas y matojos que había junto a ella. Sin duda, aquel recipiente debía de contener algún líquido inflamable, porque el fuego, lejos de ceder, se avivaba cada vez más.
–¿Dónde estabas tú grabando? -le pregunté.
–En el coche. Estaba esperando a uno de mis compañeros de piso, que había entrado un momento en el bar de enfrente y los vi.
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Pero a tu lado || Camren ||
FanfictionCamila es una estudiante de segundo de Bachillerato. Es divertida, inteligente y tiene muchos amigos. Pero su vida amorosa no está al mismo nivel. En realidad, ha sido bastante decepcionante hasta el momento, así que este año Camila ha decidido cent...