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Por fin era viernes. Solo faltaban unas horas para irnos, aunque antes debíamos pasar por el instituto a mirar las notas y después preparar la maleta.

–¿Estás nerviosa?

Sí, lo estaba, pero no por las notas, sino por el maravilloso fin de semana que se me presentaba. Vero ya estaba allí con Kristen cuando llegamos.

–¡He sacado un 8,5! Seguro que consigo entrar en Psicología -pegaba saltos como una loca-. No las han publicado. Hay que subir al despacho de Frank y él las da. Pueden esperar tranquilas, hay una cola de una hora por lo menos.

–¡Felicidades, Vero!

Estaba radiante. Me abrazó con tanta fuerza que me clavó sus huesos en el pecho.

–¡Mira! Ahí vienen los tortolitos.

Me volteé sin saber a qué se refería cuando vi que Shawn y Bea entraban tomados de la mano, aunque se soltaron nada más vernos.

–¿Tú sabías que estos estaban juntos? -cuchicheé al oído de Lauren para que no pudieran oírme.

–¿Yo? -si le hubiera preguntado si sabía dónde estaba enterrada el Arca Perdida habría puesto la misma cara-. ¿Por qué iba a saberlo? ¿Están juntos?

–Hola -Shawn se situó a nuestro lado-. Solo pasábamos a verlos. Ya vimos la nota esta semana.

–¿Y? -preguntó Vero.

–Bea ha sacado un 13,76, la mejor nota del instituto y la tercera mejor de todo Miami -estaba orgulloso. Ella se sonrojó-. Yo tengo un 7,2. No está mal, ¿no?

¡Parecía que Shawn se estaba acercando poco a poco! Bea se merecía que alguien se preocupara de verdad por ella y más después del año tan malo que había pasado la pobre, en buena parte por mi culpa.

–¡Felicidades, Bea! -aún no estaba segura de en qué punto estaba nuestra relación, así que, aunque tenía ganas de abrazarla, me contuve-. Me alegro muchísimo. Eres una crack.

Me estrechó efusivamente entre sus brazos.

–Gracias, Mila -me estampó un fuerte beso en la mejilla. Me sentía tan feliz por haber arreglado nuestras diferencias...-. Ya me he enterado de que has vuelto con Lauren. ¿Qué tal?

–Genial -no pude reprimir mi habitual sonrisa bobalicona-. ¿Y tú? ¿Estás con Shawn? -susurré.

–No exactamente. Todavía no estoy preparada para estar con nadie. Pero se está convirtiendo en alguien muy especial. ¿Tú sabes lo lindo, dulce y cariñoso que es? El otro día estuvo amasando conmigo hasta las doce de la noche. ¡Jacob no habría hecho eso aunque le hubieran pagado!

–¿Sabes algo de él? -aún se me revolvía el estómago al pensar en Jacob. Desde aquel mensaje que me envió el día que rompimos Lauren y yo, no había vuelto a tener noticias suyas.

–Pasó hace poco por la pastelería y estuvimos hablando mucho rato. Me pareció sincero al decir que su intención no era hacerme... hacernos daño. Creo que su único problema es que es un mujeriego empedernido... Quién sabe, quizá con el tiempo consigamos ser amigos. Me gustaría que fuera así.

–A mí también -admití.

–Camz -nos interrumpió Lauren-, ¿subimos? Parece que se ha ido un montón de gente.

Me invadió la nostalgia al encontrar todas las puertas cerradas y los tablones casi vacíos en el pasillo de segundo de bachillerato. Había pasado en ese instituto los últimos seis años de mi vida y se terminaba una etapa. Ya no estaríamos todos juntos no tendríamos los mismo profesores a los que criticar. Creo que lo iba a echar mucho de menos, incluso a Chivo, con todo lo duro y borde que podía llegar a ser.

Pero a tu lado  || Camren ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora