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Pasaron varios días hasta que la oficina procesó el pedido de Sophie. Para entonces, había retirado las primeras tres cartas. Con la atención de los medios que el aviso había recibido, sabía que la nueva tanda de respuestas sería mayor.

Ella no podía haber imaginado cuánto.

El empleado de correos, que se estacionó delante de la tienda de Sophie el sábado a la tarde, entró primero para preguntar si había algún lugar especial donde Sophie quería que depositara los sobres.

-Puede dejarlo aquí en el mostrador-le dijo ella.

El hombre rió sarcastico.

-No creo que eso sea posible. ¿Tiene lugar en el fondo, quizá?

-Sí...,¿ah...! Mmm, seguro. En el fondo estaría bien.

El hombre asintió, luego fue hasta la camioneta y abrió la puerta de atrás. Sophie observó incrédula cómo apilaba cuatro cestos plásticos en un carrito y los empujaba por la puerta.

-Santo cielo!-exclamó alargando las palabras lentamente mientras él pasaba al lado de ella camino a la cocina-Me llevará días analizar todo esto.

El cartero lanzó otra risa seca.

-No he acabado aún-después de colocar la pila contra la pared cerca de la puerta de su oficina, el cartero volvió a salir a salir y llenó el carrito dos veces más- Ese es el último-le dijo tras terminar-Buena suerte, señora.

Ella asintió como ausente, peeo sus ojos permanecían fijos en las pilas de cartas que estaban frente a ella. El cartero salió por su cuenta.

Varios minutos después, oyó sonar la campanilla de la puerta del frente, seguida de los familiares pasos de Randy caminando por la tienda. Él se detuvo en cuanto entró a la cocina.

-Caramba!-exclamó-Tienes un montón de correo.

Sophie se pasó los dedos por el cabello.

-Dímelo a mí. Cómo voy a poder leer todo esto?

Randy se encogió de hombros.

-Si necesitas ayuda, haré todo lo que pueda.

Acercándose a la pila más cercana de cestos, Sophie hundió sus manos entre las cartas, sacó algunas y las dejó caer a través de sus dedos como enormes granos de arena.

-Sabes qué? Te tomo la palabra. Vamos a asegurarnos de estar listos con los dulces como para cubrir el resto de esta noche y mañana, y luego abordaremos esta pesadilla.

Mientras Sophie estaba en la parte de atrás rociando con castañas una tanda fresca de manzanas acarameladas, Randy contaba el dinero de la caja registradora para hacer un rápido inventario y compararlo con las ventas del día. Cuando sonó el teléfono, perdió la cuenta.

-Chocolat' de Soph-respondió-Habla Randy.

Sophie apareció volando y se asomó.

-Si es Harry-susurró-no quiero que hables con él-había estado dejandole mensajes en el celular para ver si habían llegado mas cartas.

Randy metió el teléfono debajo de sus axila para cubrir el auricular.

-Es él-murmuró también-Qué le digo?

-Cualquier cosa! No me importa, inventa algo.

Randy se aclaró la garganta, sacó el teléfono de debajo de su brazo dijo.

-Ah, hola, Harry! Lo siento, amigo, que dijiste?-después de una pausa, agregó-Sí, seguro. Comprendido. Lo que pasa es que ella no puede venir al teléfono ahora, porque está sobrepasada con todo el correo que vino por el aviso. Que lata, no?

Dulce Mala Fortuna (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora