Capítulo 1

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Ten paciencia: los días de lluvia pronto volverán.








21 de septiembre

Sophie Jones sabía exactamente lo que la pequeña y rechoncha conductora del autobús iba a decir mucho antes de que el expreso de Gig Harbor-Tacoma se sacudiera y se detuviera frente la parada de Harborview Drive. Anticipó las palabras de la mujer, las inflexiones cargadas de decepción e incluso, las expresiones faciales acosadoras. Cada matiz de lo que estaba a punto de ocurrir era, en todos los sentidos, obvio. Mientras la puerta del vehículo se abría con un silbido metálico, Sophie se entretuvo ensayando el próximo intercambio en su cabeza. " Otra vez? ¡Ay, no, chica! Qué pasa contigo? ¡Deja eso en casa!"

Dio un paso desde el borde de la acera para subir al autobús, cerrando al mismo tiempo el enorme paraguas negro que descansaba sobre su hombro. Sonrió débilmente a la mujer detrás del volante, pero de inmediato se sintió tonta por tratar de ser amable. De qué serviría, dado que no habría ni siquiera una sonrisita de cortesía a cambio?

Sabiendo lo que estaba por ocurrir, comenzó a contar hacia atrás.

Tres..... la conductora del autobús arrugo la cara, luego examino con sus ojos a Sophie y el paraguas. Dos..... Quitó las manos del volante y se cruzó de brazos. Uno.... Un suspiro, una sacudida decepcionada de cabeza y entonces.... Cero.

-Otra vez? ¡Ay, no, chica! Qué pasa contigo? ¡Deja eso en casa! Es una hermosa mañana de lunes.

Sophie se rió entre dientes con disimulo mientras apoyaba el paraguas con la punta hacia abajo contra una barra de seguridad y pagaba el boleto.

Le parecía un tanto divertido que la conductora fuera tan predecible.

-Y si llueve? - respondió Sophie de manera natural.

-Ves alguna nube hoy? No hemos tenido ni un maldito rocío en una semana, gracias a nuestro señor Jesucristo, y toco madera - golpeó con los nudillos el grueso metal de la columna de dirección.

Sophie sacudió la cabeza con disgusto. La conductora tenía razón sobre el clima. El cielo de la mañana era un azul inmaculado, y el pronóstico solo anunciaba sol. Nada de eso le importaba a Sophie.

-Espera lo peor - dijo en broma, intentando una vez más forzar una sonrisa.

- Sé que tú lo haces - replicó la conductora - . Ese es tu problema.

La mujer dijo algo más entre dientes. Mientras buscaba un asiento, Sophie la ignoró. Era demasiado temprano desde la mañana para hacerse mala sangre por las bruscas observaciones de los conductores de autobús.

Pero este no era uno de los mejores días.

Para Sophie, era uno de los peores, como una pesadilla que se repetía año tras año y de la cual no podía escapar. Si no hubiera sido porque tenía un negocio que dirigir, con mucho gusto se habría vuelto a su cama y habría dormido durante todo el día en un pacífico olvido.

"Si tan solo", pensó Sophie mientras arrastraba los pies por el pasillo hasta su asiento favorito en la parte trasera del autobús. Como de costumbre tenía el elevado banco de atrás para ella sola. Mientras el vehículo retomaba la marcha con un ruido sordo, ella observo afuera el exuberante verde que pasaba en un silbido, miró cómo varios botes impacientes dejaban la bahía por un día en el Sound. Estudio los altos soportes de los cables en el Narrows Bridge, los cuales conectaban la península Oluympic con el continente de Washington. La mayoría de los días, esta vida bastaba para entretenerla de las amargadas realidades de la vida.

Pero este no era un día más.

Para Sophie, era un día de arrepentimientos, y nada podía disipar los sentimientos de pena y de desilusión que esta fecha, en particular, provocaba cada año. "Un dia para odiarse a sí misma", se dijo al mismo tiempo que colocaba el enorme paraguas entre su asiento y el calentador del piso. " Mi propia fiesta de lástima. Puedo estar tan deprimida como quiera en mi.....".

Dulce Mala Fortuna (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora