Embarazo (parte 1).

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─Entonces, ¿Quieres decir que te acostaste con un... Desconocido solo por qué si? ─La duda en su voz era palpable, al igual que la ira. Aunque se entendía el sentimiento debido a la muy poco lógica situación desde su perspectiva.

Y es que no podía creer lo que sus oídos oían de la boca de su padre adoptivo. Una parte de él estaba muy furioso porque le hubiera ocultado toda esa información desde hace más de un mes, pero su furia verdadera iba hacia otra persona.

Benjamín estaba un tanto ido tomando su tasa de chocolate caliente, viendo el exterior por la ventana.

─Miles, ya hablamos de esto...

─No te conviene, no debiste dormir con él, ni siquiera hablarle. Nunca me dijiste nada, ¿Y sales con qué estás embarazado?

─Desde tu punto de vista nadie me conviene. ─Ignoro lo último por pena propia.

La habitación quedo en silencio, pero no un silencio incómodo. Solo silencio, quizás silencio donde tomabas tu tiempo en hablar antes de decir algo que no deberías.

Morales suspiro, tomando más del chocolate entre sus manos, tratando de calmar su alocado Alfa interior. A su lado Gwen, quien miraba todo en silencio, teniendo entre sus manos las manos de su novio.

─Deberías salir con él. Y decirle. ─Soltó Stacy ante la mirada de su pareja. ─Debes dar un salto de fe.

─ ¡Gwen, se supone que me apoyarías! ─Le reclamó el adolescente.

─Miles, entiende que Peter debe tener su vida propia. ─Hizo un ademán hacia Parker para que le prestara atención. ─Miles ya tiene 19 años. Le dedico gran parte de su vida; le dio amor, cariño, comprensión, paciencia y mucha dedicación a su relación de padre e hijo, pero es momento de que dejes un poco esa dependencia hacia a él por miedo de enfocarte a ti mismo y sus sentimientos.

Las sinceras palabras recitadas por la Omega hicieron que todo quedará de nuevo en silencio.

Gwen tratando de tranquilizar con su aroma a Miles. Y él pensando muy profundamente todo lo que le arrebato a su padre por ser egoísta. Quizá... Gwen si tenía razón, eso le hacía sentir sumamente culpable.

En cambio, el adulto mayor solo volteo nuevamente a la ventana.

Una mirada cansada se posaba en su rostro, ojeras profundas y ojos empozados de tristeza.

Sabía a ciencia cierta que Stacy tenía razón. Desde el fondo de su corazón siempre supo que cuando adoptó a Miles Morales era una forma de evitar sentirse solo y sin amor. Era un Omega viejo y divorciado, era poco probable que algún Alfa se interesará en él. Además, después de su fracasado matrimonio, desconfiaba de las razones y acciones de los Alfas.

No creía en ellos, pero habían dos excepciones a esa regla.

Su amado hijo.

Y el vecino de enfrente.

De solo pensar en él su corazón latía desenfrenadamente.

Miguel O'hara, un joven Alfa que hace cuatro meses y medio se había mudado a la casa de enfrente. Un Alfa sin sentido del olfato. Un Alfa que no le interesaba una relación y estaba enfocado en su trabajo. Un Alfa que lo había cautivado y enloquecido de sentimientos erráticos.

Un Alfa que, en medio de su celo y con la mente bloqueada, sería el padre del hijo que iba a tener. Del cachorro que estaba creciendo en él.

Lo admitía, no pensó las consecuencias en ese momento de pasión y lujuria. Se dejó dominar por sus sentimientos y excitación.

El sonido del auto al estacionarse hizo que mirara al lugar proveniente de ese ruido. Sus latidos se volvieron a alterar, cuando sus miradas se encontraron sentía que iba a desfallecer por ese simple acto.

Llevaba exactamente un mes y tres semanas sin hablarse mutuamente.

El Alfa no lo buscaba. Y él tampoco.

El Alfa porque no sabía de su conexión. Y él porque era consciente de ella.

Como había dicho Gwen, se estaba refugiando en Miles para no ser herido de nuevo. Y eso implicaba no decirle a Miguel sobre lo que sentía.

Tenía miedo.

Peter aparto primero la mirada, quitándose de la ventana.

─Papá...

─ ¿Debería decirle? ─Soltó por fin.

El bebé que ahora llevaba adentro no era solo suyo. Era también del Alfa de mirada excéntrica y colmillos fuera de lo común.

No quería que su futuro hijo creciera sin padre y pensando que este lo abandono.

─Te apoyaré en todo, papá.

─Yo también.

Tanto su hijo como la Omega dijeron con firmeza aquellas palabras que Peter necesitaba escuchar. Esas palabras que siempre ansió escuchar.

Estaba decidido.

Le diría.

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