• Feelings •

Nido.

Tanto Miles como Miguel estaban en una pequeña batalla de miradas. No dejándose dominar por el otro, buscando ganar a toda costa.

¿Por qué? Fácil. Alfas, típico de ellos.

A un lado de eso, estaba Gwen.

─ ¿Acaso seguirán así por el resto del día? ─Pregunto desconcertada de cuanto llevaban así. Desde hace ya casi 3 horas si no se equivocaba.

Ambos se negaban a perder, pero tenían cosas por hacer.

─ ¿Empate?

─Estoy de acuerdo.

Y antes de que Miguel dijese algo, Miles se fue con rapidez al baño.

Dejando a un malhumorado O'hara con una muy confundida Stacy.

─ ¿Y Peter? ─Pregunto la chica.

Llevaba ya un par de días que no lo veía por la casa. Ni siquiera lo había llegado a saludar en sus visitas. Tampoco sabía dónde estaba y nadie le decía algo (aunque ella no había preguntado). ¿Acaso estaba en proceso de parto y en el hospital por precaución? Eso podría ser perfectamente la solución a sus dudas, pero algo no encajaba.

Miguel O'hara estaba en casa.

Por lo tanto, el Omega hombre estaba en casa.

─Peter.... Él... ─La rubia hizo un ademán para que continuara. ─Miles te contará. ─Soltó al ver como el hijo adoptivo de su pareja entraba a la sala.

Yéndose del lugar, directo a la cocina. Dejando un pequeño susurro de que prepararía algo.

El par de adolescentes le resto importante y atención. Miles porque estaba aún molesto con él y Gwen porque quería aclarar sus dudas.

─ ¿Dónde está tu papá, Miles? ─Volvió a preguntar.

Dejando al chico nervioso y sudando levemente. Todo ante la mirada curiosa de la Omega.

─Oh, sí. Él... ─Miró por donde salió Miguel, para asegurarse antes de hablar en baja voz: ─Peter está en su... Nido. ─Dijo.

─ ¡Peter tiene nido! ─Grito sorprendida.

─ ¡Baja la voz, Gwen! ─Exclamó, en cambio.

─ ¿Por qué? ¿A Miguel le molesta? ─Su duda incremento.

Para ella era normal eso. De hecho, lo consideraba muy lindo y adorable. Un nido era lo más preciado para un Omega, como un hogar, un paraíso, algo solo de ellos. Hasta le daba ganas de tener uno.

Morales solo volteo a otro lado que no fuera la vista expectante de la chica. Buscando la forma de expresarse.

Era un Alfa joven, no acostumbrado a eso de los Omegas. Y O'hara un Alfa que nunca había visto un nido antes. Ambos acordaron no hablar de eso tan abiertamente por respeto a Peter, pensando que era algo muy personal y que podrían "romper" con alguna regla de los Omegas.

─A Miguel y a mí... Nos resulta difícil tomar ese tema a la ligera. ─Confesó.

─Oh, entiendo. ─Asintió, ya comprendía todo. ─Seguro que debe sentirse amenazado si otro entra a su nido, además de su Alfa. ─Sonrió de lado.

De solo pensarlo, le daba vibras a su corazón.

─Sí, por eso no lo he visto en estos días. No sale de allí.

Ambos jóvenes se quedaron hablando en el sofá. A lo lejos, Miguel los escuchaba. Escuchando en especial a la Omega y tomando apuntes mentales de sus comentarios sobre los de su casta.

Él tenía poco conocimiento sobre ello, y no es como si fuera a preguntar a otros Omegas sobre eso. Aunque la primera vez que entro a la habitación sin permiso de su pareja, recibió un mal trato por invadir su amado y preciado espacio. Por eso buscaba aumentar su conocimiento, para poder complacerlo y ayudarlo. Procuraba leer y escuchar sobre todo lo que tuviera que ver con los nidos de los Omegas.

Cuando termino de hacer su sencillo, pero pasable y saludable, sándwich de jamón. Agarró un vaso con jugo natural y subió por las escaleras al segundo piso. Pasando por el pasillo.

Deteniendo frente a su habitación. Donde estaba su Omega embarazado. Recubierto de su ropa y la ropa de él.

Toco la puerta con suavidad, antes de tomar el pomo y girarlo. Abriendo solo un poco la puerta mostrando a su dormido Peter abrazando una de sus camisas de trabajar.

Sonrió, la imagen que tenía ante él era simplemente magnífica.

Entró, cerrando la puerta de tras de él. Dirigiéndose a donde estaba su pareja. Y con sumo cuidado lo despertó.

─ ¿Miguel? ─Alzó su mano, siendo agarrada por el Alfa. Quien se sentó junto a él, en ese nido. Teniendo sus manos unidos.  ─Te extrañé, ¿Dónde estabas? ─Murmuro, no queriendo romper con ese armonioso ambiente creado por ambos y su cachorra.

─En la cocina, junto a Miles. ─Explicó sin mucha palabrería. ─Toma, es una merienda. Aún falta para la cena, pero debes comer por el bebé. En poco... Darás a luz y debes estar fuerte.

Parker todavía estaba algo somnoliento, por lo que decidió seguir acostado. Tomo el sándwich y comió de a poco.

Miguel miraba fascinado al otro hombre. Era alguien único y especial según él.

Con cautela, coloco su mano sobre la panza abultada de su pareja. Dándole pequeños masajes.

Ese bebé era una de sus tantas muestras de amor. La prueba viviente de su inmenso amor. Su otra razón de existir. Su otra razón para amar eternamente a Peter.

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Dedicado a:

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