Te amo.

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─No hace falta que me des tu comida, Miguel. ─recrimino, mientras que unas lágrimas caían por su adolorida cara.

─Debes estar en buen estado, yo como lo suficiente. ─se excusó.

Su mano viajó con lentitud por el camino que dejaron esas cristalinas gotas saladas, limpiándolas con amor y cariño.

Los nuevos moretones que tenía en su cara hacían estragos en su corazón, creando un nudo de pesadumbre en su garganta. La mayor parte de su piel estaba tintada de morado por esas heridas.

¿Por qué les sucedía eso a ellos?

Con cuidado, lo resguardo entre sus brazos propinándole tranquilidad al castaño. Tenía miedo de apretarlo fuertemente y lastimarlo más de lo que ya estaba por los alemanes. No quería soltarlo, porque si lo hacía lo más seguro era que ese corrompido ambiente lleno de sangre los consumiera por completo.

─Odio esto... ─balbuceó, masticando el seco pan que tenía entre sus manos.

Peter prefería algo más suave y esponjoso, sin duda. No era el mejor alimento del mundo, aunque no podía enojarse, ya que el hambre era más fuerte que sus quejas.

Sin embargo, para Miguel estaba más que claro que no se refería al pan, sino a esa situación.

─Lo sé.

─Pero te amo y se me pasa el odio. Eres como una esponja que adsorbe mi molestia y me da alegría. ─bromeo, mirándolo fijamente.

En sus achocolatados ojos se encontraba una llamarada de adoración y ternura hacia el mexicano. Quien le respondía de la misma manera.

Sin previo aviso, acerco sus labios hasta su cara. Rozando esa descuidada piel con sus labios, beso cada uno de los moretones. Quería hacer que se olvidará de todo a su alrededor y se concentrará solo en sus caricias de amor que le proporcionaba.

Peter tembló ante eso, O'hara siempre encontraba la forma de hacerlo sentir vulnerable y protegido ante él. Su sola mirada lo hacía inmensamente feliz y sus brazos eran su hogar.

La gran sonrisa que tenía en su rostro desapareció al instante en que un nauseabundo aroma a quemado llego a su sensible nariz.

Al ver eso, Miguel aplicó un poco más de fuerza. Enterrando la cara del contrario en su pecho, tratando de que no pensara más en eso.

─Trata de dormir. ─susurro, dándole un beso más entre sus hebras. Se acomodó un poco para la comodidad del castaño.

─ ¿Cuánto más podremos soportar? ─preguntó con dolor. ─ ¿Cuándo nos tocará a nosotros ir a ese lugar?

Sus ojos estaban rojos y levemente hinchados debido a que estaba haciendo un gran esfuerzo en no soltar más lágrimas.

Gritos y llanto por parte de judíos se escuchaban por todo el campo. Era la segunda guerra mundial y nadie de los campos de concentración se salvaba. Era una desesperante y muy lenta tortura cada día.

Peter era un judío. Un judío que Miguel amaba con su alma y estaba dispuesto a seguirlo hasta en el averno.

Cuando empezó todo, fueron encontrados antes de que pudieran huir lejos del país. El Parker al ser judío, en un principio lo separaron de O'hara, quien mintió su religión para ir junto a su pareja a ese horrible paraje.

Quizás, fue gracias a una deidad desconocida o gracias al destino piadoso, pero nunca se dieron cuenta de su trato amoroso a escondidas. De ser así, los habrían separado por ser homosexuales y judíos. Tal vez, hasta hubiesen muerto inmediatamente.

─No lo sé, Peter. No lo sé. ─expreso abrumado por todo.

Sin importar que sucediera, podría morir feliz sabiendo que estaba junto a su amado. Porque lo seguiría hasta en lo más profundo del infierno, pasaría una infinidad de tiempo en esas llamas sabiendo que pudo conocer y vivir junto a ese castaño.

─Te amo, Migs. ─afirmó alegremente, tratando de solo concentrarse en ese dulce hombre que amaba. ─No me dejes... ─pidió.

─Nunca me iré de tu lado. ─musito, besando otra vez su castaño cabello.




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Que alguien adapte la película "El niño de la pijama de rayas" con este ship. Dios mío necesitó ese fic.

Dedicado a:

lasmemoriasdeleon (Por mi madre nací y por el angst moriré, vos también).

Cokkies_123 (Si soy un monstruo, muajajaja).

MiloNoScorpio0 (Se le quiere, arañita).

Y, claro, a todos ustedes que siguen, leen, votan, comentan o sufren con mis humildes historias. Os quiero, arañitas.

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