¡Quiero dos papás! (parte 2).

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Los achocolatados ojos miraron fijamente la pantalla táctil del reloj.

Ese número de contacto era su salvación para ese día, pero aun así, sentía que no era una buena opción. No era correcto, ni creía que saldría bien todo eso. Había muchos pros y contra en esa decisión.

Una pequeña tos hizo que alejará sus ojos de ese celular, viendo a su cachorro despierto y tosiendo.

─ ¿Papá? ¿Qué haces aquí? –pregunto débilmente.

Intento levantarse de su cama, pero Peter lo detuvo.

─Te sientes mal, no puedo dejarte solo. –su mano toco las regordetas mejillas de su hijo.

Estaban algo calientes todavía.

Era una infección en su garganta, faringitis. Según le informo el médico, era normal que presentara fiebre y resfriado, pero le dolía con toda su alma ver a su cachorro en ese frágil estado de salud sin poder hacer nada para ayudarlo a mejorar.

Realizó pequeños mimos a Miles, con la intención de que sonriera. Sin embargo, solo hubo una mueca descontenta de su parte.

─Tu trabajo te necesita. –le recordó, apartando su mano.

Otra vez sucedía eso. Parker anteponía sus deseos y obligaciones por él. Le quitaba, de cierta manera, su propia felicidad.

El Omega lo miro herido. Nunca lo había apartado.

─Tú me necesitas.

─El señor O'hara puede cuidarme.

Esa mención sorprendió de sobremanera a Peter, incluso abrió un poco su boca de la impresión.

Hace dos semanas, le había prometido que intentaría estar en buenos términos con el Alfa solo con la condición de que ambos se llevarán bien. Sin embargo, Benjamín no lo había siquiera contactado en todo ese tiempo por el simple hecho de no saber cómo hablar con él.

Menos ahora que le pediría ese favor tan importante como su vida misma.

La mirada suplicante de Miles hizo que reconsiderará su elección.

¿Pero cómo llamarlo sin sentir vergüenza de sí mismo?

Había hasta faltado a su trabajo en el cuartel solo para no cruzarse con él. Haciendo solo patrullaje en otros universos que no incluyera a ese Spider. Y tratando, cada que iba a la sociedad, de no pasar por los caminos donde concurría el Alfa.

En su tierra, tenía un trabajo simple que le proporcionaba el dinero suficiente para vivir cómodamente, que no era ser el hombre araña.

Ese día debía ir a una misión relevante junto a Jessica y Noir, por lo que ni ella ni su contraparte podían cuidar a su cachorro. Ham y Penny estaban al cuidado de los nuevos reclutas, así que tampoco estaban a su disposición. No confiaba en nadie más para eso.

Los amigos de su hijo tenían casi la misma edad del menor como para dejarlo con ellos.

─Parker. –la gruesa voz que provenía del celular lo tomo por sorpresa.

Su cachorro lo tenía entre sus manos.

Y estaba el altavoz encendido.

Con rapidez, lo tomo entre sus propias manos. Lanzándole una mirada recriminatoria a Miles.

─Hola, Miguel. –le saludo, tratando de no demostrar su inquietud. Aunque su voz temblaba, al igual que sus manos.

─ ¿Necesitas algo?

La preocupación era palpable, tanto que conmovió al Omega. Quien, inconscientemente, sonrió. Pudo sentir como ese invisible peso era liberado. Ese Alfa era sorprendente. Todo ese agobio que sentía desapareció.

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