Esa noche.

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// Advertencia; No apto para sensibles, ni a los no-amantes del angst. La autora no se hace cargo de terapia emocional que tendrán, anyway lea bajo su responsabilidad. //


Las sirenas de los bomberos y los gritos de angustia eran lo más destacable de esa agónica noche de perdición. Las llamas imparables iluminaban las calles y casas.

El comienzo del fin.

Frente de eso, un adolescente de dieciséis años.

Quien miraba el sitio hecho el mismo infierno. El fuego se encuentra consumiendo aún más la totalidad de los elementos que alguna vez constituyeron una residencia, siendo así responsable de la desaparición de todos los elementos. Destruyendo y acabando con todo y todos.

En su cara se demostraba el vivo terror, el miedo carcomiendo su pecho, el desespero en cada parte de su cuerpo. Estaba destrozado y atormentado. Quebrado emocionalmente.

A su lado, un castaño abrazándolo. Tratando de que no viera más esa fatídica escena nocturna. Consolando a Miguel entre sus delgados brazos. Unos pasos lejos de ellos, los oficiales hablaban sobre el accidente y de la muerte de una señora con su hijo menor.

Un caos digno de ser el infierno.

─ ¿Ese es el hijo de la señora O'hara? –Escucho Peter decir a uno de los oficiales.

─Pobre chico. –hablo abatido. ─Su padre salió vivo, lastimosamente. Lo único bueno es que pagara por todo.

El castaño, al sentir el cuerpo del de tez morena temblar, no pudo hacer más nada que abrazarlo y decirle que todo estaría bien. Miguel no pudo aguantar más, rompiendo en lágrimas y gritos.

Todo estaría bien.

Una mentira que perduró toda esa noche y los siguientes días para ambos adolescentes.

Esa noche su padre había descubierto la infidelidad de su madre y el hecho de que no era su hijo biológico. Esa noche había estado junto a Parker y su familia antes de lo ocurrido. Esa noche la culpa lo atormento hasta en sus cortos sueños.

Su amada madre, Conchata, y su querido hermano, Gabriel, habían pagado por un pecado que no era de ellos.

Todo por querer ser feliz estando junto a su único amigo y la familia de este.

La familia de Parker se hizo cargo de él, después de una extensa espera por los papeles. No tenía más familia y no conocía a su padre biológico. No tenía a nadie aparte de Peter y la tía May.

A lo largo de todo ese tiempo, Miguel se hundió.

Se ocultó de la pena de todos, de la desdicha y del dolor de la gente. Escondiéndose de todo lo que alguna vez lo hizo sentir como el mismo. Petrificado de ver quién era, de quien su "padre" lo había convertido.

Carne y huesos moviéndose sin motivo alguno.

Perdió su brillo, perdió su carisma, perdió su hogar, perdió todo.

Incluso sus ganas de vivir.

─ ¿Miggy? –oyó detrás de la puerta de su habitación, con un forzado español. ─Puedo escucharte si eso quieres... –dijo con sinceridad y esperanza de que contestará.

─No necesito a nadie...

Cada segundo y día, volvía a sentirse solo.

Por más rodeado que estaba, por más que Peter estuviera a su lado intentando de hablarle... Se sentía vacío y solo.

Repleto de soledad, rodeado de personas.

Parker sabía que debía darle su espacio para que procesara todo lo ocurrido, pero le preocupaba esa escasez de brillo en sus muertos ojos. Siempre pasaba por su dormitorio para saber que estaba bien.

Las pocas veces que salía de ese deprimente lugar, parecía un fantasma. Un completo desconocido física y mentalmente. Alguien distinto al Miguel que conocía. Actuaba distante y lejano, incluso con su tía May. Y lo apartaba cada vez más.

Más de una vez lo vio tirado en su cama, viendo el techo sin razón alguna.

Más de alguna vez le pregunto qué pensaba, que sentía, que necesitaba.

Más de una vez se acostó junto a él, abrazándolo. Dándole el cariño que su familia no pudo.

Eran jóvenes, no merecían ver eso. Y menos Miguel.

O'hara solo sabía que estaba vivo por el aire que expulsada por su nariz, del resto, se sentía muerto. Benjamín intentaba que el de ascendencia mexicana le hablará, que le expresará eso que le estaba arrebatado su felicidad, que le indicará que hacer para ayudarlo.

Nada.

Solo silencio y monosílabos vagamente.

Cuando la tía May tuvo complicaciones de salud, su tiempo en casa junto al otro castaño disminuyó. Tenía que ir a verla diariamente. Dejando más solo de lo que ya estaba a Miguel. Para el castaño era un recordatorio mental que en algún momento no soportaría más esa presión.

¿Cuánto tiempo tardo en darse cuenta de lo insalvable? ¿Cuándo fue que empezó a cegarse de las verdaderas intenciones que su amigo tenía? ¿Por qué ese día había tardado tanto en salir del hospital?

Esa noche, vio lo que más temía con su alma. Implorando que fuese una espuria escena creada por su cansada mente. Implorando tener más tiempo para él.

Los gritos que su magullaba y adolorida garganta soltó alertó a los vecinos.

Los médicos trataron de quitarle el cuerpo sin vida a Peter, pero este se negaba a soltarlo. No quería soltarlo nunca más, por ese error ya no estaba junto a él.

Se sentía sumamente culpable, si hubiese estado más al tanto, si tan solo Miguel hubiese hablado con él, si tan solo esa noche no hubiese existido nunca... Todo estaría bien.

Todo lo que necesito fue unas palabras que nunca salieron de su boca.

Lloro todo lo que en una vida se puede llorar.

Grito hasta donde su garganta se lo permitió.

Grito y lloro por perdón, pero la culpa nunca se fue de su ser.



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Dedicado a:

NaymaDiecisiete (una de mis escritoras favoritas, acá está el Fic re Angst que te prometí por el grupo).

Y, claro, a todos ustedes que siguen, leen, votan, comentan o sufren con mis humildes historias.

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