La noche había llegado. Dejando el manto nocturno y el gélido ambiente a cargo.
Entre las oscuras y desoladas calles, se encontraba un gato con un estado deteriorado. Su pelaje era oscuro, con suciedad entre sus pelos. Desaliñado y delgado.
«Ya casi un mes» Pensó. «Y aún no me encuentran».
Hurgando entre la basura, estaba él. Miguel O'hara, el líder de la prestigiosa sociedad arácnida que tenía como trabajo encargarse del bienestar del multiverso y la línea canónica. Miguel O'hara convertido en un mugroso gato abandonado a merced de su nula suerte.
Debido a una misión contra un villano desubicado de su mundo, quedo convertido en un felino.
No había registros de sus poderes, al confiarse (siendo pretencioso de sus habilidades) el villano hizo uso de sus poderes y le arrebato su reloj. Mandándolo a un universo al azar, sin poder comunicarse con Lyla ni con el cuartel.
Con cuidado, busco entre la basura de un local. Al no encontrar nada, se fue caminando débilmente. Llevaba casi tres días que no comía bocado.
La vida de un gato callejero estaba infectada de pesadumbre.
Huir e intentar sobrevivir. Pelear por comer sobras. Soportar acontecimientos peligrosos como ser atropellado o perseguido por algún canino.
En medio de su ida a lo que era su casa provisional, una vieja caja, su nariz captó un delicioso olor. Era comida, más precisamente pizza. Sus gatunos ojos se movieron a donde provenía ese aroma. Un departamento en lo alto del edificio de enfrente. Con sus sentidos evolucionados debido a su genética arácnida y felina, vio que la ventana estaba abierta.
Era arriesgado, pero no resistiría por más tiempo.
«Tal vez...»
Redirigió su caminata hacia aquel lugar. Con sus pocas fuerzas, logro treparse hasta llegar a las escaleras de metal, las cuales estaban frías para sus almohadillas. Caminando sigilosamente y con mucho cuidado, llego hasta la ventana abierta del sitio.
Estaba todo en un sepulcral silencio y sin luz que iluminará. Olfateando logro divisar el tan ansiado alimento.
Entro a hurtadillas, sin hacer mucho ruido al caminar. Sus patas amortiguaban el sonido y sus garras retráctiles estaban preparadas por si llegaba a suceder algo.
Se detuvo cuando llego al frente de la caja donde se resguardaba la pizza. Con deleite palpo entre sus pequeños, pero filosos dientes, un trozo de la comida, saboreando el derretido queso y los pedazos de distintos embutidos. Sus bigotes se ensuciaron, apenas empezó el festín, aunque poco le importaba.
Entretenido y con mucha hambre. Dejo de prestar atención a su alrededor. Concentrándose solo en ese triángulo amarillento.
Cuando ya estaba a la mitad de su comida, el sonido de la ventana al ser cerrada lo alertó. Al igual que el de la fuerte lluvia azotando el acogedor lugar.
─Sí... Lo sé, mañana estaré allí. Lo prometo... No, no más hombre araña... Lo entiendo, Mary... Está bien. Hasta mañ-... Me colgó. –la voz era emitida con cansancio y agobio.
Al oír que era un Spider-man, se quedó quieto en su sitio. Viendo al hombre que vestía del típico y común traje. Sin prestar atención del intruso, se lanzó contra el sofá. Ahogando un grito de desesperación.
Los rojos ojos del felino, detallaron al Spidey.
Intentando identificar al sujeto y con eso la tierra donde estaba. Tal vez, si la suerte le sonreía, sería uno de los Spider-man's que trabajaban para él.
Pero claro, la suerte era algo que no estaba de su lado.
Llamo con un maullido al hombre, quien tardo en procesar de donde provenía ese sonido. Ya levantado de su antigua posición, el castaño miró varias veces al gatuno, después a la ventana.
─ ¿Entraste? –pregunto, como si fuera de la más normal. ─Ah, claro. La ventana. –se respondió a sí mismo, pasando una mano por su cara y quitando su antifaz.
Mostrando un rostro desanimado y decaído, no era uno de sus trabajadores, pero se le hacía levemente conocido. El mínimo volvió a maullar, caminando hasta el hombre, con su cola danzando en su caminar.
Por más que su dignidad y orgullo le pedían a gritos que no hiciera nada, su instinto de supervivencia rogaban más que ellos. Tener una casa caliente, un sitio limpio, comida real y no sobras era mejor que solo resinarse a morir.
De todos modos, era un Spider-man. Era mejor que nada.
─ ¿Y bien, amiguito? –volvió a decir. Era curioso ver a otro ser vivo entre esas cuatro paredes aparte de él. Y más al ver las manchas blancas sobre sus ojos que resaltaban de su oscuro pelaje, dándole un aspecto de una máscara. ─ ¿Tienes hambre? –recibió un maullido.
Tomo entre sus manos al gatuno, muy en contra de su voluntad, pero dejándose hacer.
Vio por la ventana como llovía, no podría sacarlo en esas condiciones. La situación se torna más desfavorable al percibir su persistente estado de flacura y mugre, incluso de aversión hacia su persona. También podría estar enfermo y moribundo o con algún problema. Debía ser chequeado cuanto antes en algún veterinario.
─Bien... –asintió, sin prestar atención a Miguel. ─Te puedes quedar por unos días, solo pórtate bien. –dijo antes de soltarlo, O'hara pudo sentir tranquilidad. Estaba a nada de dejarle la marca de sus filosas garras. ─Tienes suerte de que alguien tan genial como yo te encontraré. –jactó, estirando su cuerpo y volviendo.
Miguel no tardó en nada en volver a su festín, importándole poco si eso le desagradaba al dueño de la casa. Él iba a comer como quisiera.
El del traje de araña sonrió divertido.
─Me llamo Peter B Parker. –Se presentó, sin importar su comprensión o respuesta, al ser un gato. Mientras que el felino estaba comiendo a gusto. ─Y tú te llamarás suerte.
Ante eso, se escuchó un gruñido descontento.
Suerte era lo que menos tenía.
·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·
Amo a Miguel gato (y también al Miguel Mojarra).
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• Feelings •
FanfictionOne-shots y Drabbles de esta hermosa pareja. ·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•· ₪ Cada lectura es individual. ₪ Contiene Omegaverse y otros temas que trataré. ₪ Actualizaciones cada cierto tiempo. ₪ No pago terapia emocional si leen algo sad, banda. ₪ Disfruten...