Gracias.

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¿Declararse y captar indirectas era tan difícil? En respuesta de Peter B Parker, sí.

Llevaba más de tres meses intentado, con mucha sutileza, acercarse de forma romántica al dueño de su corazón. Miguel O'hara, el líder de la Spider-society y otro de los tantos Spider's de mundos alternos. Ese hombre que tenía una pared de hielo recubriéndolo.

En todo ese largo y ajetreado transcurso en busca de enamorar al de ascendencia mexicana, siempre obtenía la misma respuesta. Frialdad e ignorancia combinada con molestia absoluta.

Desde que descubrió que se había enamorado del moreno supo que nada sería tan sencillo y que debía esforzarse a más no poder.

Ese día por fin iba a terminar con su constante cortejo.

Tenía que ser directo con sus palabras y sentimientos, ese fue el consejo de Noir. Dejar el miedo y luchar por lo que realmente le importaba.

Por eso mismo, se encontraba caminando entre los desolados pasillos del cuartel en camino a donde se resguardaba día y noche Miguel. No había nadie cerca debido a que todos habían ido a sus hogares a descansar o a hacer patrullaje.

Cuando estaba cerca del sitio, diviso a la lejanía un diminuto destello de luz que absorba con intriga su ser. Dejando de lado momentáneamente su pronta declaración, siguió con suma curiosidad y cautela a ese resplandor.

Cada paso que daba le daba más indicaciones de dónde provenía esa claridad.

Lo más lógico era que fuese un villano o un intruso, pero no fue eso. Ni siquiera Lyla era la causante de eso.

─ ¿Miguel? ─preguntó con asombro.

Esa pequeña luz era una vela.

─Parker, no es el momento... ─el nombrado no volteo a verlo, concentrado en su labor. Encendió otra vela.

El castaño miró atento el escritorio de O'hara.

Gracias a las velas que coloco, pudo ver los arreglos y decoraciones que había en ese entorno del centro, incluso había comida que nunca antes había visto. Cuando termino de ver eso, se concentró más en el centro. Una fotografía.

Cuando la vio, entendió todo.

─ ¿Es ese día? ─se atrevió a preguntar. Tenía una mueca de tristeza, y en sus ojos pozos de melancolía.

Hace tiempo que no veía a esa pequeña que iluminó sus días.

─Sí. ─respondió tajantemente.

Y no solo los iluminó en vida, también los oscureció en muerte.

Su muerte no solo lo afecto a él, sino a Miguel de sobremanera.

Era un dolor compartido y le entristecía que no hubiera tratado de compartir ese momento con él. Ambos habían querido a Gaby de la misma manera y ambos habían sufrido de diferente forma en soledad.

Sin importar el reaccionar del más alto, coloco sus brazos a su alrededor. Dándole un significativo abrazo lleno de emociones compartidas por la pequeña.

─Pudiste decirme, Miguel. ─soltó con desdicha, apretujándolo más cerca de él. El moreno temblaba bajo su tacto, era una clara señal de su deteriorado estado emocional.

¿Cómo pudo olvidarlo por estar enamorado? Se sentía culpable.

─Gracias, Peter. ─susurro para consternación de Benjamín.

No era un "te amo", pero le bastaba eso.

Eran palabras sinceras.

En la oscuridad de esa habitación, siendo iluminada solo por dos velas, estaban ambos abrazados. Compartiendo y sufriendo juntos.

Peter agradecía habertomado el valor de ir a verlo. Y Miguel agradecía no estar solo ese día.




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Banda, hoy fue un día re loco. Yo andaba toda entretenida escribiendo (tuve tiempo libre y lo aproveche, uwu) y todos mis compañeros empezaron a gritar y correr porque estaba pasando un temblor de 6,3... No sentí nada, andaba perdida de la vida y concentrada en seguir con mis historias.

Lo bueno es que ando bien y ya me estoy poniendo al día con este libro que amo.

Tomen agua, duerman bien y los quiero a toditos.

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