• Feelings •

Somos una familia unida.

─Papá Peter es una gran persona, siempre se preocupa por mí y hace galletas muy deliciosas cuando estoy triste. También me hace lindos peinados y me trata como una princesa.

─May, cariño, no hace falta que digas esto. ─expreso en baja voz.

La pequeña se concentró únicamente en la hoja que tenía entre sus pequeñas y temblantes manos.

─Solo quiero decirlo antes de que tomen una decisión... ─inquirió con desesperación. ─ ¡Por favor, señora! Quiero decirlo. ─rogó a la jueza.

La mujer de lentes la miro con brevedad antes de mirar a los demás presentes.

─Permitido.

Sin perder el tiempo, volvió a recitar sus palabras.

─Es muy sentimental, llora y por eso come mucho. Dice que es para disfrutar del sentimiento con comodidad. ─musito entre risas. ─Cuando fue mi primer día de escuela, lloro tanto que comió toda mi caja de dulces. Me extrañaba y yo a él.

Las personas que la escuchaban con atención rieron ante este hecho, avergonzado al nombrado. Su pareja lo tomo de la mano, dándole su apoyo.

─Cuando eso pasa, papá Miguel lo abraza muchooo. ─largo, dando a entender su exageración. ─Papá Miguel también es un buen papá, aunque me regaña cuando soy una mala niña o cuando no hago mis tareas. ─dijo haciendo un puchero de descontento, volviendo a sonreír de inmediato. ─Pero, aun así, lo quiero... Porque me escucha cuando nadie lo hace y me felicita cuando gano en una pelea.

─ ¿Algo que decir ante eso, Migs? ─preguntó Peter, con una ceja arqueada.

Nunca creyó eso de su esposo. Siempre pensó que era alguien estricto con respecto a esos temas de violencia y peleas.

─Le enseñé bien. ─se justificó.

Muy en el fondo agradecía eso, así nadie dañaría a Mayday en un futuro.

─ ¡Oh, también me compra juguetes y me lleva de paseo! ─exclamó con alegría. ─Me lleva de caballito cuando jugamos a las princesas y me deja ponerle una tiara.

El castaño miró con dulzura a O'hara, se encontraba totalmente avergonzado ante esas verdades.

Desde que esa pequeña llego a sus vidas, tuvo cierta (gran) debilidad ante sus exigencias de juegos infantiles. Dejándose llevar ante ese mundo de creatividad de May. Convertido desde un valiente príncipe hasta un superhéroe.

Quería y deseaba darle absoluta felicidad, incluso si era a cambio de perder su "masculinidad". ¿Quién no jugo con una Barbie? Hasta él lo había hecho (por obligación).

─Te amamos, cariño. ─Le recordó Parker. Sabía que Miguel quería decirle lo mismo.

─Yo también los amo. ─afirmó alegremente, tomando por fin la mirada al frente de la juez. ─Ambos son buenas personas, me quieren y yo a ellos. Por eso... ¿Me...? ─Su voz titubeo con nerviosismo. Tenía miedo de separarse de ellos. ─ ¿Me puedo quedar con ellos siempre?

La hoja que tenía entre sus manos la enseño por fin, en vivaces colores estaba el dibujo de su familia. Un simple, pero significativo, dibujo realizado por ella misma. Sus manos aún temblaban, aunque no tanto como antes.

Los presentes se conmovieron ante este acto, susurrando entre ellos, mientras que Peter y Miguel se sorprendieron. May era adorable en todos los sentidos, un sol que iluminaba su hogar y sus vidas.

Sin poder contenerse, el castaño lloro levemente, siendo abrazado por su pequeña. En cambio, el de tez morena solo coloco una mano sobre el rojizo cabello de la niña, volteando hacia otro lado.

─No solo yo soy sentimental, May. ─murmuro, captando la atención de May, quien vio a su otro papá a punto de sucumbir en sus emociones. ─Te quiero, te quiero mucho. ─dijo varios besos sobre las hebras de su retoño.

La joven, con determinación, volvió a observar a la mujer que le iba a comunicar la noticia.

─Señora, así como yo amo a mi mamá. Amo a mis dos nuevos papás tanto como la amo a ella. Por favor, no quiero irme sin ellos, quiero ser su hija. ─imploro entre hipidos.

Desde hace casi un año que los conoció, se encariñó a primera vista de ellos. Por ninguna razón del mundo quería separarse de ellos y buscar otra familia que la adoptara legalmente.

Había vivido buenos momentos de su vida junto a ellos, quería ser egoísta y quedarse a seguir viviendo buenos momentos. Formar recuerdos juntos, los tres juntos.

Porque eran una familia unida.

─La señora Jane está de acuerdo. ─explicó para sorpresa de esa pequeña familia. ─dijo; que nunca había visto a su hija tan feliz como ahora, que sería una mala madre si le arrebataba esa felicidad y le negaba vivir.

─ ¿Mary? ─susurro con asombro Peter, mirando a Miguel. Ambos en el mismo estado de estupefacción.

─Yo hablé con mamá. ─comentó May.

─Los señores cumplen con los requisitos solicitados y... ─La jueza miro con cariño a la niña. Era alguien muy peculiar. ─La niña en cuestión acepta también y se ha registrado un buen trato a lo largo de este tiempo. Solo deberán firmar algunos papeles para que sea válido. ─finalizó.

La pelirroja abrió su boca en una diminuta "o", abrazados más a sus padres. Volviendo a llorar.

─ ¿Somos familia?

─Lo somos, May. ─afirmó O'hara.

─Somos una familia unida, nadie nos separará.

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Algo lindo porque sí (ayuda, no sé qué hice en esto  .-.). Os quiero.