Mi hijo, tú hijo, nuestro hijo.

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─Cariño, no gruñas o los invitados se sentirán intimidados y ofendidos. Los nobles de ahora se ofenden por todo. ─Reprendió a Miguel, quien estaba sentado a su lado con una mirada muy molesta, al punto de querer matar a más de uno en aquel salón donde se celebraba el futuro señor del reino.

Y es que era entendible su inmenso odio, entendible entre comillas según Peter.

Los invitados de otros reinos y sus propios nobles, y ciudadanos, habían hecho a apuestas del desenlace de la pareja real. Miguel O'hara y Peter Benjamín Parker. Los reyes de esas tierras. Dos Alfas enlazados por el amor.

Desde que empezó su idilio, muchos duques y reyes habían comentado (sin medir sus palabras ni ser discretos) quien sería sometido por el otro y cargaría con el próximo príncipe heredero al trono. Quien sería el dominante en ese amor y quien el dominado. Quien sería el único Alfa y el otro el Delta.

Entre la alta clase hicieron apuestas. Desde tierras, puertos, barcos, diamantes, esmeraldas, oro, plata hasta minas, castillos, monumentos, grandes cantidades de dinero. Todo por saber quién quedaría con marca y en cinta.

─ ¡No voy a permitir que me falten el respeto, Parker! ─Grito en baja voz a su pareja, el cual reía muy divertido de sus rabietas.

El cambio de hormonas le estaba pasando factura. Casi nunca se alteraba así, o tal vez sí, pero poco le importaba.

─Tranquilo, Miguel. Solo concéntrate en tu Alfa. ─Canturrió felizmente, sintiendo la mala cara del de descendencia irlandesa y mexicana.

Malhumorado, comenzó a recitar maldiciones en español contra el otro rey. Lanzando pequeños gruñidos debes en cuando.

Peter escogió sabiamente no molestarle más de lo que ya estaba, aunque dejando su cálida mano sobre la de su esposo.

Mientras tomaba su copa de vino, se acercó Miles. El "príncipe", su hijo adoptivo. Junto a él, el príncipe de las lejanas tierras de la India, Pavitr Prabhakar.

─Señor y rey Peter. ─Saludo con cordialidad antes de inclinarse. Al igual que Pavirt, Miles también se inclinó.

El nombrado arqueo sus cejas, nunca eran así de educados.

─ ¿A qué hora volverán? ─Dejó escapar un suspiró frustrado.

Ya sabía de antemano que quería ese par de desastres vivientes. Ir más allá del castillo, hacía los distritos donde había adoptado al chico que se hacía pasar por hijo de su supuesto primer matrimonio.

─Danos tres horas, solo tres, papá. ─Suplico Morales. ─Prometo que no me volveré a escapar si me dejas ir esta vez.

─Yo también quiero ir, me encargaré de que lleguemos a tiempo para que mi padre no se dé cuenta de mi ausencia. ─Lo defendió el príncipe de acento pronunciado.

Ya sabía la razón del porque ambos se escapaban a esos lares.

Por dos amigos, dos huérfanos, los dos primeros amigos de Miles. Gwen y Hobie. Quienes se hicieron amigos después de Pavitr.

Dos chicos que no pudo salvar de esos lugares y llevarlos al castillo como parte de su familia, tuvo muchos problemas con Miles como para cometer otra vez ese "error". En cambio, les dio un hogar y suficiente dinero para que pudiera vivir en óptimas condiciones. Miles, al sentirse culpable de dejarlos, los visitaba con regularidad.

Escapándose y saltándose sus clases de modales y política. Enfureciendo tanto a Peter como a Miguel.

─Está bien. ¡Pero es la última, Miles Morales!

Ambos agradecieron muy rápidamente antes de salir corriendo de allí. Golpeando a uno que otro noble de camino.

Peter negó divertido.

─Deberías ser más estricto con el chiquillo, Parker. ─Dijo O'Hara, quien presenció todo.

Él sabía sobre la historia de Miles y el sentimiento de cariño que le tenía su pareja para con el mocoso. Además, sabía que Peter lo que tenía de amor lo tenía de estúpido. Y que en cualquier momento por un error tan simple como dejar ir a ese niño por esos distritos sería algo grave y sin solución que les afectaría.

─Sé que soy un mal mentor, y que siempre se escapa sin importar que le diga al respecto... Pero no le puedo negar eso a él. ─Negó nuevamente con una pequeña sonrisa en su rostro. Recordando la primera vez que se conocieron y el inmenso cariño que le tuvo. ─Fue y es mi primer cachorro. ─Declaro.

─No es tu hijo. ─Contestó con mal humor y celos.

El rey rio divertido ante eso. Casi al punto que tenía pequeñas lágrimas en los bordes de sus marrones ojos.

Claro. Eso lo sabía.

Con la palma de su mano, se quitó esas gotas saladas. Para después palpar sin descaro alguno la panza de su pareja.

─Mi hijo lo tienes tú.

Con mucha pena y vergüenza. Miguel quitó su mano de un manotazo. Y evitó las miradas indiscretas de los invitados, murmurando entre ellos en secreto.

No podía creer que en serio se dejó dominar por Parker.

A su lado, se escuchaban sonoras risas de su pareja.


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Dedicado a:

Arad__

Soony17

-PaMoon-

Y a todos ustedes que leyeron mis historias y me han apoyado. n.n

Os quiero, arañitas.

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