Capítulo Ocho

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¿Por qué su cuerpo ardía tanto? Jamás había sucedido, al estar bajo el agua los rayos del sol no llegaban a tocarlo. Pero estar afuera y seco, expuesto al sol, ahora estaba sufriendo por el ardor.

Se despertó a mitad de la madrugada, sintiéndose incómodo y acalorado. El aire acondicionado estaba apagado, la habitación se sentía húmeda, tan caliente que todo su cuerpo ardía.

Se sentó y miró a su alrededor, todo oscuro. Estaba sediento, realmente incómodo. Se puso de pie y despacio se acercó al castaño, quien claramente estaba dormido, pero si él no lograba dormir entonces Taehyung tampoco debería, pensó. Así que se arrodilló al borde de la cama y comenzó a removerlo hasta despertarlo.

—Oye, Taehyung... Despierta.

Sin respuesta.

—¡Despierta! ¡Mi cuerpo está soltando agua, creo que me estoy deshaciendo!

—¿Hm? —solo hizo un sonido con la garganta.

—¡Vamos, despierta!

—Duérmete, es de noche todavía. —dijo sin mover ni un solo dedo, mantenía los ojos cerrados y hablaba a la fuerza, tenía mucho sueño.

—Voy a gritar si no despiertas.

—¿Qué quieres? —lo volteó a ver, solo logrando ver su silueta oscura.

Jungkook se levantó para acercarse al escritorio e intentar encender la lámpara. —¿Cómo se enciende esto?

—Presiona el botón. —fue cuando logró verlo casi empapado —. ¿Qué...?

—Te dije que me estoy deshaciendo o algo, ¡ayudame! —se veía asustado.

—Solo estás sudando, es normal, supongo que debajo del agua no lo sientes.

—¿Sudar?

—Cuando tienes mucho calor tu cuerpo libera liquido, ¿tienes tanto calor?

—Creo que sí, mis brazos arden y también mi cara. No puedo dormir, me siento incómodo.

—Voy a encender el aire acondicionado y te pondré crema para las quemaduras. Noté tu cara roja, pero no pensé que te molestara. —desganado se levantó de la cama para entrar al baño y tomar la crema —. Ven aquí, siéntate.

Despacio y delicado, esparció un poco de crema en su frente, nariz y mejillas rojas. Se sentían muy calientes, el pelinegro hacía muecas de dolor, podía sentir el sudor corriendo por su espalda.

—¿Puedo quitarme la ropa?

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque en serio tengo mucho calor, estoy empapando tu ropa.

—Encendí el aire, te dará frío después y vas a volver a molestarme. —se metió bajo la sábana —. Apaga la lámpara y vuelve a tu cama.

—Eso no es una cama. Déjame dormir contigo, el piso es incómodo. —se acostó a su lado. Sentía los ojos pesados.

—Haz lo que quieras, solo déjame dormir y no vuelvas a despertarme.

Se sacó la camisa, se sintió mejor al sentir el aire, también estar en una cama cómoda, con sábanas frescas. Pero seguía sediento, necesitaba agua, así que se levantó, de puntillas caminó, abrió la puerta para salir y llegar a la cocina, para tardar tanto en encontrar los malditos vasos y poder servirse un poco de agua.

La casa estaba muy oscura, tropezaba y chocaba con los muebles, maldiciendo para él mismo en voz baja por lo torpe que aún era controlando sus dos largas extremidades. La temperatura de su cuerpo bajó un poco, se sentía mejor ahora. Regresó a la habitación, se dio cuenta de que el castaño ya se había dormido, aprovechó y se metió en la cama con él. Sin mantas, pasando su brazo por encima del humano. Estaba cómodo y listo para volver a dormir.

Into The Ocean | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora