Capítulo Trece

5K 604 119
                                    

—Bien, siéntate aquí. —lo acercó a la cama —. Esta es mi habitación, dormirás aquí. Puedes usar el baño que está ahí y... Nada más. Lo siento, no tengo nada interesante.

—¿Qué es ese rectángulo colgado en la pared?

—Es una televisión. Sirve para ver películas, series y jugar videojuegos. ¿Qué edad tienes?

—Dieciocho.

—Ah, tenemos la misma edad, entonces puedo ser informal. Bien, ¿cuál es tu nombre completo? Háblame de ti, mamá hará muchas preguntas y tengo que asegurarme de que todo salga bien.

—Mi nombre es Huening Kai. Me gusta cazar cangrejos, nadar con Jungkook, coleccionar conchas de mar y perlas.

—Ya veo. ¿Tienes hambre? ¿Sed? ¿Sueño?

—Tengo sueño. —la transformación le consumió bastante energía. Tal como Jungkook. Pero con Kai fue menos intenso, claro que le quitó energía, ahora se sentía cansado y agotado. Tenía que dormir para reponerse.

—El brazalete —lo señaló —, ahora es plateado.

—Sí. Esta cosa parece una especie de caja donde se guarda la cola de pez. ¿En dónde voy a dormir?

—P-Puedes usar la cama. Yo tengo un saco, lo usaré.

—Tu cama es muy cómoda, es suave y blanda.

—Verás, yo tengo un trabajo, soy repartidor en la cafetería de mis padres. Salgo por la mañana y nadie más se queda en casa. No puedo llevarte, así que lamento que tengas que quedarte aquí solo. Pondré un par de reglas, ¿de acuerdo? No puedes salir si yo no estoy y trata de no decir nada raro frente a mis padres.

—Entiendo.

—De acuerdo, entonces, apagaré la luz. —del armario tomó el saco de dormir, presionó el interruptor de luz y se tendió en el piso —. Buenas noches.

Al día siguiente.

No era muy temprano. Era miércoles y Park solo trabajaba por la mañana, así que agradecido estaba ese día de no trabajar todo el día. Le preocupaba que Kai fuese a hacer algo estúpido en su casa. Aunque él era más tranquilo, curioso pero conoce los límites. No como un tal Jungkook.

El platinado despertó, recuerda haber escuchado al pelirrojo decir algo antes de irse, pero no recuerda muy bien sus palabras. La habitación estaba muy ordenada, habían estantes con muñecos extraños, figuras que jamás había visto.

Se paró de la cama, abrió la puerta de la habitación y definitivamente no había nadie. El lugar era muy espacioso, como cinco veces más grande que su pequeño barco. Se sentó en todos los sofás, eran tan cómodos. Acostumbrado a dormir sobre corales, arena, barcos fríos e incómodos, entonces para él era la primera vez sintiendo algo tan suave y esponjoso. Divagó por la casa, tocando los objetos que se encontraba al paso, las decoraciones, los muebles. Aprovechando que encontraba solo, robó un par de bolitas verdes que estaban en un plato sobre la mesa. No sabía si eso era para comerse, pero sabían muy dulces y frescas.

🌊

—¡Woah! —se dejó caer en la cama, con la sensación de que su estómago estaba a punto de estallar —. Todo salió bien. Mamá no sospecha nada, Kai tiene dónde quedarse, el desayuno estuvo increíble y tú estás aquí.

—Espero que todo siga así, no quiero más desastres. —se sentó en el escritorio —. Oye, tu ropa cada vez me queda más apretada.

—¿Estás subiendo de peso? Tiene sentido, te comes todo lo que ves. ¿Quieres ir de compras esta semana? Te compraré ropa de tu talla y gusto.

Into The Ocean | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora