Capítulo Seis

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—Mamá y papá saldrán de pesca en un momento. —el castaño murmuraba para el pelirrojo —. Tendríamos la casa sola de no ser por Yoongi, él solo se va por la noche. Pase lo que pase, solo sígueme la corriente.

—Mis condolencias si todo te sale mal. —carraspeó.

—Oye, mamá, esta tarde vendrá un nuevo amigo a casa. Veremos películas, jugaremos videojuegos y demás, ya sabes, cosas de chicos.

—Solo no olviden de limpiar todo lo que ensucien. Y dile a Yoongi que más le vale encontrar trabajo ya.

—Claro, yo le digo. ¡Los veo luego! -sus padres salieron de casa —. Jimin, no hay sardinas, tenemos que ir a comprar al puesto de en frente.

—¿Sardinas para qué? Son asquerosas.

—Para Jungkook. Aunque tenga pies, sigue siendo un tritón. Vamos, apresúrate, hagamos la compra rápido. —se levantó del sofá, tomó dinero, las llaves y salieron.

Jungkook dejó de oír la voz del castaño, tenía un muy buen oído y lograba escucharlo hablar desde la habitación. Ahora solo había silencio, ni la escandalosa risa del pelirrojo se escuchaba. ¿Adónde habían ido?

Con sus piernas temblorosas se puso de pie, caminó despacio hasta la puerta tratando de no fallar y volver a caer en el intento. Abrió la puerta, tan despacio, siguió caminando por el pasillo sosteniéndose de las paredes. Llegó a la sala de estar y no vio a nadie, no había rastro de Taehyung, solo su olor dulce que desapareció al sentir otro olor más fuerte que venía de la cocina.

Sentía la planta de sus pies descalzos tocando el suelo fresco de madera. Se apoyaba de los objetos que se encontraban al paso para evitar caer hasta que logró llegar a ese enorme objeto con dos puertas, las abrió y vio mucha comida adentro, se sintió tan fresco cuando se adentró más para tomar una bandeja llena de mariscos. Su estómago rugía, Taehyung no le había llevado el desayuno.

Comenzó a devorar todo lo que había en la bandeja sin preocuparse de nada más. Era solo él con sus mariscos y su estómago hambriento.

—Oye, Taehyung, ¿tomaste mi camiseta hawaiana? —era Yoongi dirigiéndose a la cocina, descalzo, usando shorts y una camisa blanca sin mangas. Vaya la sorpresa que se llevó al ver a un desconocido comiendo la comida de su refrigerador. Miró a todos lados ¿En dónde carajos estaba Taehyung? —. ¿Quién demonios eres tú? ¿Qué haces en mi casa?

—Taehyung no me llevó el desayuno, dijo que iba a hacerlo. —habló con las mejillas llenas de comida.

—¿Desayuno? ¿Dormiste con mi hermano? —se acercó un poco agresivo a él.

—¿Qué? No. No estoy seguro... —frunció el ceño y ladeó la cabeza —. ¿Lo hice? No lo recuerdo. —¿Hermano? ¿Taehyung tenía un hermano?

—¿¡No lo recuerdas!? —lo tomó del cuello de la camisa.

—¡Yoongi! —iba entrando Taehyung con una bolsa llena de latas de sardinas —. Carajo... —maldijo por lo bajo, apresurándose de llegar hasta Yoongi para alejarlo de Jungkook —. Quítale las manos de encima, idiota.

—¿Quién carajos es este? Se está comiendo los mariscos de papá.

—Ay, mierda... —golpeó su frente con la mano —. É-El es Jungkook.

—Así que durmieron juntos. —cruzó los brazos.

—¿Qué? No, no fue así. Jimin y yo dormimos a parte. ¿Y a ti qué te importa si duermo con alguien o no? —le quitó la bandeja y lo tomó del brazo para llevárselo con él —. Que no se te ocurra decirle nada a mamá, o estás muerto.

Into The Ocean | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora