Capítulo Veintitrés

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Parados frente al mar, justo en la orilla. Sintiendo por última vez la brisa helada de su océano. De su hogar. Sin poder despedirse de la manada, debido a que estaban en hibernación. Aunque sabía que era lo mejor. Si la manada lo supiese, jamás hubiesen dejado que se vaya.

—Así que... No volveremos.

—Supongo que no. —le tomó la mano —. También extrañaré la isla... ¿Jungkook?

—¿Hm?

—¿Estás seguro que quieres ir?

—Por supuesto. Ahora vamonos antes de que cambie de opinión. —rio.

—¿Preparaste todo? ¿Empacaste toda la ropa? ¿Llevas aperitivos? Será un largo viaje.

Jungkook estaba listo para dejar atrás la isla. Para dejar atrás el océano donde hubo muchos momentos. Para dejar atrás su pequeño barco que compartía con Kai. Le temía al cambio, pero también le gustaba arriesgar. Nueva York no podría ser tan malo.

Ambas familias condujeron hasta el aeropuerto para tomar el vuelo. Un viaje de más de catorce horas. Lo gracioso que fue ver a Jungkook asustado por las turbulencias, aunque no fue el único, también Kai.

Jimin era muy malo para viajar. Se mareaba fácilmente provocándole náuseas y ganas de vomitar. Fue todo un reto aguantar tantas horas volando dentro de una nave gigante llena de humanos, o al menos así lo llamó Jungkook, hasta que Taehyung le dijo que se llamaba avión.

Llegaron a la ciudad por la noche, cansados y realmente hambrientos. Cuando salieron del aeropuerto, se sorprendieron al ver tantos edificios tan altos, la ciudad llena de mucha luz y demasiadas personas caminando de un lado a otro. Tomaron un taxi y en menos de treinta minutos llegaron a una enorme casa de dos pisos. Se veía increíble por fuera. Blanca, con decoraciones de plantas y muchos ventanales enormes de cristal. Solo la familia Kim bajó del taxi, los Park estaban a un par de cuadras más.

Al abrir esas modernas puertas, la mandíbula de Taehyung y Jungkook cayeron. Esa bonita casa la decoraba sofás modernos, muebles demasiado lindos y unas escaleras de espiral. Lamentablemente estaban tan cansados que ni ganas de explorar la nueva casa les dio. La madre de Taehyung les dijo que sus habitaciones estaban en el piso de arriba, y al subir se toparon con dos separadas. ¿Qué carajos?

—Mamá, ¿por qué hay dos habitaciones?

—¿De verdad lo preguntas? Debes escoger la tuya. Cada uno tiene su habitación. ¿No es más cómodo? Tienen más privacidad ahora.

—A-Ah... Sí, claro, tienes razón. —rio nervioso.

—¿Bajarán a cenar?

—No lo creo. Estamos muy cansados, dormiremos ya. ¡Buenas noches! —regresó con Jungkook —. ¿Qué haremos? Mamá quiere que tengamos cuartos separados. Escojo este entonces, ve al de al lado a dejar tu maleta.

—Un momento. —frunció el ceño —. ¿Me estás diciendo que no dormiremos juntos?

—Mamá dijo que-

—¡Bien! —se paró de la cama y tomó su maleta —. Buenas noches. —se fue.

—¿Se habrá enojado? —se rascó la cabeza —. Como sea, me pondré la pijama y mañana desempaco todo.

Echó un vistazo a su nueva habitación. Era más grande que la anterior y la pantalla también era mucho más grande. Todo era muy moderno. Tenía una enorme ventana al lado de su cama, donde se podía ver la ciudad alumbrada.

Al parecer también tenía un calefactor, y la colcha era perfecta, esponjosa y suave. Ya podía sentir que esa noche dormiría como un bebé. Apagó las luces, enseguida se metió bajo las sábanas.

Into The Ocean | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora