Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen Stacy

Capítulo 12: ¡No es lo que parece!

Estábamos en una pizzería, papá nos trajo a comer antes de regresar a la Academia.

No tenía hambre.

—Vamos Tara. ¿No te comerás eso?— Papá me miraba con cierta tristeza.

Peter estaba como si nada, ya se había comido más de media pizza él solo.

—Ah, sí.— estaba dispersa.

¿Por qué me siguió la mujer en primer lugar? ¿O acaso ambas seguimos a Gwen al mismo tiempo? Yo tenía claro porqué la seguía, ¿pero ella?

Comencé a picar la pizza a pequeños bocados, ya estaba fría y se me antojaba menos.

En ese momento recibí un mensaje de mamá.

"¿Te gustó la sorpresa?"

"Tu papá ya fue a verte?"

—¿Por qué sorpresa?— lo miré fijo, levanté el teléfono para que pudiera ver los mensaje de mamá.

—No se supone que tú estarías hoy ya sabes... ahí. A estas horas debería haberte ido a buscar a la Academia.

—Ah.— no dije nada más. Era una cosa menos por las que preocuparme, no quería hacerme nudos en la cabeza por la extraña visita de papá, pero ahora que sabía que mamá sabía, me sentí mejor.

—No sabía que trabajaba con el doctor Fisk, señor G.— Peter hablaba con la boca llena. A nadie le molestaba en casa, solo a mí.

—¡Obtuve un ascenso!— movió sus manos celebrando.— Quién sabe y en unos meses puedan ser los primeros en viajar en el primer aerotransportador.

—¿De verdad papá?— Esa noticia sí me subió los ánimos.

Los transportadores actuales iban bajo tierra, se movían a altas velocidades. El lema de Alchemax respecto a los transportadores era "Un paso más cerca a la velocidad de la luz." Papá había trabajado en muchos de los avances que tuvo Alchemax respecto a los diferentes tipos de transporte.

Alchemax proveía todo al país, desde el queso en esta pizza hasta los futuros aerotransportadores. Un imperio, literalmente.

—Así que ahora vendré muy seguido.

Peter estaba más emocionado de tener a papá cerca que yo, ellos siempre se llevaron muy bien.

—Tu madre quiere mudarse aquí, así estaríamos más cerca de tí.— eso me desanimó de nuevo. No es que no quisiera a mi familia, desde la lesión y mi episodio depresivo, se habían vuelto sobreprotectores, y me agobiaban. Eso y que con ellos jamás tenía privacidad, en nada.— Me gusta la idea pero sabes que odio Nueva York.

Eso me calmó de nuevo.

Pronto darían las siete de la noche, y comenzaría a anochecer.

—Debería llevarlos antes de que sea más tarde.— Papá se dispuso a pagar.

Peter siguió comiendo lo que quedaba en la caja.

Papá regresó a los segundos, con una caja de pizza.

—Para tí.— se dirigió a Peter, yo ilusa creí que sería para mí por no haber comido más que una rebanada. Me reí sola por equivocarme.— Ahora sí, vámonos.

El camino en el auto fue muy tranquilo, papá odiaba la ciudad por ser tan luminosa y ruidosa todo el día, pero era la magia de este lugar, eran las cosas que me gustaban de Nueva York.

Al llegar a la Academia estuvimos unos minutos solos en el auto, mientras papá tuvo que firmar muchos documentos por llevarnos a otro lado sin permiso. Pero todo parecía haberse resuelto bien.