Capítulo 42: Es difícil dejarlo ir

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Desperté sobresaltada. Ya no estaba encima del Big Ben, ni tampoco era el amanecer. Estaba en una habitación a la que muy a duras penas le llegaba la luz por las cortinas gruesas que cubrían las ventanas. Estaba en una cama, bueno... sobre un par de colchones apilados, y cubierta con un cubrecama blanco. No estaba en mi habitación de la Academia, tampoco parecía estar en Nueva York...

Tampoco estaba sola.

A mi lado estaba Gwen. No, a mi lado no. Debajo mío.

Algo así.

Aún me sentía cansada como para levantarme de un brinco de la cama. Además tampoco tenía demasiadas ganas de despertarla estando así. Me siento como en una película de "Qué pasó ayer".

Me acomodé tan lejos de ella como pude. Revisé mi cara, esperando no haber babeado en toda la noche. Un momento. ¿Ronqué? Peter jamás se quejó de eso, tal vez no.

Igual ella parecía estar en un trance.

Aún llevaba puesto el traje, y ella igual. ¿Cómo llegamos aquí?

Más allá de eso, siento que estoy olvidando algo, algo importante. Muy importante.

Revisé en los bolsillos, buscando mi celular, y cuando quise extender la pantalla. ¡Oh sorpresa! Ni siquiera encendía. ¿Sería por el cambio de universo? Esta tecnología tal vez sea inútil aquí.

¿Tenía algo que hacer hoy? Ni siquiera sé qué hora es en estos momentos.

Tal vez ese lindo (nada lindo) reloj de Gwen pueda darme una pista. Si tan solo no estuviera en la muñeca izquierda. ¿Debería despertarla? No, no sería lo mejor. ¿O sí? No lo sé.

Respiré un par de veces, preparándome para sentirme liviana, y cruzar al otro lado de la cama para tomar su muñeca y encender el reloj.

Al menos los colchones no chirriaban por los resortes, así que podía moverme con libertad, más o menos. Cuando pasé mi brazo sobre su torso, ella comenzó a moverse un poco.

—Shh. —comencé a arrullarla. —Shh.

Cuando dejó de moverse, continué con lo mío. Me estiraba tanto como podía, para alcanzar su muñeca. Con todo el peso de mi cuerpo en el otro brazo que me servía de apoyo. A ratos sentía que temblaba, pero me obligaba a mantenerlo firme, porque nadie quiere ser despertado de un golpe en el estómago. Mucho menos si el golpe pesa 60kg.

Golpeé con mi dedo la pantalla del reloj. Imité lo que solía hacer Gwen, pero no funcionó. Otra vez. Tampoco sirvió. ¿Tenía reconocimiento de huella dactilar o algo así? Deslicé dos dedos sobre la pantalla, en un intento desesperado porque sirviera. ¡Y lo hizo!

Eran las 11:40 de la mañana. ¡Las 11:40 de la mañana! ¿Dormí tanto? Bueno, la última vez que revisé el enorme reloj en el que estábamos, eran las cinco de la madrugada, y luego de eso aún estuvimos hablando un largo rato más. Tal vez no dormí tanto.

¿Qué hora era en casa? ¿Cómo veo eso?

A los costados de la pantalla brillante amarilla estaban una hora más.

Con el código E-65 encima, en letras blancas muy pequeñas. ¿E-65? Earth 65. ¿Debía ser eso, no? ¡No es momento! Concéntrate Tara.

Marcaban las 06:40 de la mañana. ¿Era la tierra de Gwen? Debía serlo, y si era así... Ella es de New York. Entonces la hora tal vez sería la misma que en mi universo.

Lo que hacía que me sienta más ansiosa por estar olvidando algo.

—¿Qué haces?.

Dí un brinco, casi caigo de la cama, pero Gwen me tomó de la muñeca para que eso no pase.

Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora