Capítulo 18: Hora del sentimentalismo

1.7K 272 22
                                    

Esta vez me tocó seguirla hasta el Williamsburg Savings Bank Tower, un nombre largo para ser la torre de un banco.

—¿Cómo pensaste en este lugar?— finalmente pude descansar mis brazos, de cargar mi cuerpo desde Staten Island hasta Brooklyn.

En respuesta solo dibujó una sonrisa en su rostro, un poco melancólica.

Siempre me pregunté cuál era su truco para verse tan bien en todo momento, acabamos de recorrer kilómetros en el aire, y ella seguía con la coleta de cabello que se hizo desde temprano en perfecto estado, en su cara no había una pizca de cansancio, parecía que había terminado de arreglarse. Yo recorrí exactamente lo mismo que ella, en el mismo tiempo y las mismas circunstancias, y sabía que lucía como si me hubieran pasado tres camiones encima.

No respondió mi pregunta, en cambio me guiñó un ojo y sin decir nada ni hacer nada más, comenzó a caminar por la cúpula de la torre.

Corrí hacia ella, en un impulso de querer ayudarla, creí que caería al vacío, pero en contra de todas las leyes de la gravedad, su cuerpo se mantuvo en todo momento sobre la torre, incluso si ella no tenía ningún tipo de agarre como su red.

—¡Mierda!— eso fue por mí, quien por perseguirla olvidó lo alto que estaba, y lo lejos que se encontraba del suelo. En mi defensa, cuando estás en movimiento no te preocupa la altura.— Tengo dos preguntas para tí.

Ella con ayuda de su red se sentó sobre —o debajo— de la cúpula. Estaba de cabeza.

—Dime.— lo dijo con tanta tranquilidad que la envidié. Por mi parte estaba tan quieta en el mismo punto de antes, porque sentía que si daba un paso más, resbalaría y caería.

—¿Cómo pensaste en este lugar?— repetí la pregunta del inicio.— Y segundo, ¿cómo diablos se supone que yo haga lo que acabas de hacer?

—La araña que me picó hizo una... mutación en mi cerebelo, coordinación, equilibrio, balance y ya sabes, esas cosas. Así que ahora puedo controlar mentalmente el flujo de atracción interatómica entre el límite molecular de las superficies y yo.— no podía saber qué estaba haciendo ella en este momento, desde este ángulo, yo me encontraba exactamente sobre el lugar en el que ella estaba sentada.

—Que sepas que no entendí ni la cuarta parte de lo que dijiste, pero creo que comprendo el concepto. ¿Cómo sé si tengo esa mutación?

—Intén...

—¡Y no me digas que lo intente!

La escuché reír.

De todas formas ella tenía razón, no había de otra, tenía que intentarlo. Odiaba que tenga razón en momentos como este.

—¿Y qué hay de la otra pregunta?— me mantuve insistente.

—Si vienes te lo digo.— podía sentir cierta malicia en sus palabras.

—Maldita sea.— dije entre dientes.—Cada vez que salgo contigo termino haciendo cosas fuera de mi zona de confort.— Extendí mis dos brazos como si fuera un avión y comencé a caminar así, para no perder el equilibrio. No sabía si funcionaba, pero me daba la seguridad suficiente para dar un paso tras otro.

—¿Eso es bueno o malo?

—Odio salir de mi zona de...— en ese momento resbalé, habría caído de no ser por mi increíble nueva agilidad, que me ayudó a sostenerme del lugar donde Gwen estaba sentada. A su vez, ella me había enrollado con su red.— confort.— concluí la frase.

Haciendo malabares y trucos extraños con mi cuerpo y mis extremidades, logré subir, quedando de cabeza, justo como ella. Pensé que toda la sangre de mi cuerpo iría hasta mi cabeza, como solía pasarme cuando antes me paraba de manos o hacía algo parecido, sin embargo no pasó.

Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora