Capítulo 51: ¿Cita? ¿O reunión, cena, salida?

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Papá y yo estuvimos casi una hora y media recorriendo la ciudad en busca de una florería. Un chocolatería. ¡Lo que fuera! Pero todo estaba cerrado luego de las noticias.

Encontramos una pastelería cerrando, y nos ofrecieron flores de azúcar, de dudosa procedencia.

—"Lo importante es el detalle." —dijo papá antes de pagar por un ramo de flores rancias.

Supongo que tiene razón.

Llegué a la Academia diez minutos antes de las nueve, tendría tiempo suficiente para cambiarme rápido y salir hasta dónde nos reuniríamos. Papá y yo acordamos que la cita sería un secreto para mamá, por un tiempo. Era más porque mamá le contaría a Carlos y él no me dejaría en paz.

Maldije el tener que entrar por la puerta principal del Campus, ahora tendría que subir seis pisos en lugar de treparlos. Pero llegué viva, respirando.

Debía cambiarme la ropa porque lo que tengo no es algo que usas para una... reunión con tu amiga. Busqué lo más decente que tenía para este clima. Qué poco acostumbrada estoy al clima de Nueva York, en estos momentos es cuando más extraño mi casa.

Pasé un peine por mi cabello y salí de la habitación corriendo. Ya iba un poco retrasada, pero esta vez no había nada que me detuviera... o bueno, sería mejor no cantar victoria hasta llegar.

—Pensé que tardarías más. —Ella estaba sentada al borde del rascacielos. Mentiría si dijera que alguna vez me acostumbraré a su tranquilidad con las alturas.

—Quería traer flores. ¿Puedes creer que los negocios estén cerrados tan temprano? ¿En esta ciudad? Eso sí es una verdadera locura. —Algunos pétalos de azúcar se habían perdido en el camino hasta acá, pero seguía viéndose decente.

Dios, qué desastre soy para estas cosas.

Se levantó y se acercó hasta recibir el extraño ramo de flores comestibles.

En ese mismo instante soltó un golpe contra mi cara.

—¿¡Qué fue eso!? — llevé mis manos a mi nariz.

Podría haber esperado una bofetada, pero no tremendo golpe.

—¡No se supone que te quedes a recibir el golpe!

—Creo que me lo merezco. —Esperaba a sentir la sangre caer, pero no pasó. —Qué fuerza.

—Tienes que estar más alerta. —tomó mi cara entre sus manos y comenzó a revisarme.

—No pensé que contigo también.

—Lo siento, sigues en entrenamiento.

—Pensé que habíamos dejado el truco de "piensa rápido" hace mucho. —Me llevé una mano a la cara, el lugar del golpe estaba caliente.

—Perdón, de verdad lo siento. En parte esperaba que te convirtieras una sombra. — Tenía una expresión de vergüenza. —¡Yo conseguí esto! — Apuntó al otro extremo del tejado, donde había un par de bocaditos acomodados como si esto fuera un picnic a las tres de la tarde. Un buen intento de cambio de tema.

—Sí, definitivamente ganaste. —Comencé a caminar hasta donde estaba la comida. —¡Oh, no las comas! Deben estar rancias. Lo siento.

La detuve justo a tiempo, regresó el pétalo que había arrancado al ramo.

Soltó una risita. No sé si le daba risa o se burlaba de mí.

—¿Quieres algo? — Se sentó primero, alrededor de la comida. —No es la cena que prometí, pero es algo.

—No deberías haberte molestado. Después de todo, fui yo quien falló, no tú. —Debería haber traído pizza... aunque tampoco vi ninguna pizzería abierta en el camino.

Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora