Capítulo 7: No soy un héroe

2.4K 306 15
                                    

Por supuesto que me castigaron, dos semanas de castigo. Estuve lavando las bandejas de la cafetería por dos semanas, sin contar que tenía total y completamente prohibido salir de mi habitación a otro lugar que no fueran mis clases o a comer.

La directora pensó que había huído del recinto, y sí fue así, pero no sé si huir era la palabra correcta. Me vio regresando a media noche, con la ventana completamente abierta. Además que Peter le había contado de la extraña chica, que Peter pensó que me había secuestrado, lo que asustó doblemente a la directora.

Fueron dos semanas difíciles. Gwen por otro lado, no regresó, en parte era bastante bueno, no me castigarían de nuevo por escaparme por las ventanas, pero por otra parte, no sabía con quién más hablar de mi repentina pubertad arácnida. Peter era un buen amigo, pero pensaría que me burlaba de él y sus cómics, no me tomaría en serio, además que tampoco quería asustarlo lanzándole telarañas como hizo Gwen conmigo.

—¿No te sientes aliviada? Al fin terminaron dos semanas de castigo.— Peter caminaba a mi lado por los pasillos.

—Te odio.

—Te dije "lo siento" como mil veces. Solo hoy. Está bien, escucha, si quieres escaparte con esa chica rara, está bien, pero avísame, me fui a cenar y quince minutos después no estaba ninguna de las dos. Y no se fueron media hora, o cuarenta minutos, estuve fuera casi siete horas.

—Está bien, acepto mi parte de la culpa de todo esto.

—¿Ya vas a decirme a dónde fueron? ¿Qué hicieron?

—Nop, fue un... salto de fe creo.— Claro Peter, fuimos a balancearnos entre edificios, ya sabes, con esa red de araña que sale de su piel, lo normal. Lo que le pasa a todo el mundo.— Te dije que no diría una palabra de esa noche, es mi castigo para tí por delatarme. Ahora no quiero volver a lavar un cubierto en mi vida.

—Sí, fue un castigo un poco pesado.

—¿Un poco?

Finalmente llegamos a nuestra habitación. La última cena que debía lavar las bandejas, ahora sí podía regocijarme de conocer la gloria.

—Ahí estás.

Esa voz.

—¿Gwe... Wanda?— la rubia estaba en mi habitación, parada algo preocupada.— ¿Cómo llegaste aquí?

—¿Cómo entró?— Peter también estaba un poco perdido.

—Sí bueno, adiós.— Lo empujé hasta afuera de la habitación y cerré la puerta con seguro.

—Es increíble, la ve a ella y yo no existo.— lo oía murmurar, pero esta cosa nueva de mis oídos me hacía escucharlo con claridad.

—Te estuve buscando toda la semana, pensé que huías de mí así que decidí aparecer aquí.

—No estaba huyendo, estaba cumpliendo mi castigo por esa noche.

—¿Tú también?

—¿Por qué te castigarían a tí?— ladeé la cabeza algo confundida.

—¿Ves esta cosa?— me mostró un reloj un poco feo.— Tenía que responder unos mensajes bastante urgentes y no los ví.— Se puso esa máscara blanca de nuevo.— Bueno, linda charla, vámonos.

—¿Estás loca? No iré.

—Bueno, no era una pregunta.

—¿Y a mí me dices mandona?— En ese momento me tomó del brazo arrastrándome fuera de la habitación, saliendo por la ventana.— Espera, tengo que quitarle el seguro.

Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora