Capítulo 71: ¿...Qué?

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Admito que la idea pasó por mi mente un par de veces, aunque más bien esperaba que Fisk la tuviera encerrada en una de sus habitaciones secretas en Alchemax. Mi plan era más bien buscar pistas de dónde la tenía, no encontrarla a ella.

—¿Estás sola? —Cambié el tono de mi voz tanto como pude y que no se notara tanto.

Tardó un rato en responder.

—Sí.

Sentía una pizca de desconfianza en ella.

—Voy a ayudarte. —Murmuré. —¿La puerta está cerrada?

—Sí.

—Aléjate de la puerta. —Pedí, no pateé la puerta hasta que escuché sus pasos al otro extremo de la habitación. La puerta parecía tener algún tipo de seguro del otro lado, porque se sintió como patear un pilar de piedra, y no una puerta de simple madera.

Di un par de pasos buscándola, tenía entre sus manos las rieles de las cortinas que se supone debían estar cubriendo las ventanas como en el resto de habitaciones. Lo dejó caer al suelo en cuanto reconoció la máscara.

—Ella está aquí. —Murmuró. —Pensé que eras ella.

—¿Quién es "ella"? —Me acerqué hasta donde estaba y comencé a revisarla con la mirada.

—Sácame de aquí. Por favor. —Suplicó ignorando mi pregunta. —¿Te envió mi padre a salvarme?

—¿Tu padre? —Pregunté por pura confusión.

Parecía confundida ahora.

—¿Me recuerdas? —Preguntó. —La hija del alcalde. Soy Cassandra.

—Claro que te recuerdo. —La tomé del brazo esperando que me siguiera pero cojeaba. —¿Estás bien, Cassandra?

En la habitación había una cama simple y pequeña en comparación a la del hijo de Fisk, era pequeña, tenía una cómoda y nada más.

—Me lastimó. —Se levantó los pantalones holgados que tenía puestos y dejó a la vista varios cortes que rodeaban su tobillo derecho. Podría haber reconocido esas heridas en cualquier circunstancia. Después de todo tuve el mismo corte rodeándome el muslo hace apenas unas semanas atrás. —Dime Cass. —Pidió.

—¿Puedes caminar, uh, Cass? —Asintió con la cabeza, aunque no parecía segura. Decidí creerle y la ayudé a mantener el equilibrio mientras se apoyaba en mí. Salí sin problemas, pero en cuanto ella pasó el umbral de la puerta una alarma nos ensordeció.

Ella llevó sus dos manos detrás de su cuello y se sujetó con fuerza.

—Ella va a venir. —La voz se le quebraba por el dolor que sentía.

Rápidamente quité el cabello que me entorpecía la vista, y me encontré con lo que parecía ser algún tipo de rastreador, al menos eso supuse.

—Tengo que quitarte eso. —Avisé.

—Vete, va a encontrarte.

Ignoré sus palabras, necesitaba algo para abrir la piel y sacar lo que le provocaba dolor.

—Voy a quitarte eso, nos vamos las dos. —La habitación estaba perfectamente planificada para no encontrar nada con lo que pudiera hacerse daño, o a otros. A excepción de la ventana.

Ella parecía entender lo que tenía en mente.

—Ya intenté romperlo, no es posible. —El dolor pareció cesar, pero supuse que en cuanto pasemos por la puerta pasaría lo mismo de nuevo. —Puedo soportarlo, vámonos.

Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora