Capítulo 65: ¿Qué pasó ayer?

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Desperté.

No quiero hablar del obvio fracaso que soy como superhéroe, o de la paliza que recibí anoche. Mucho menos de por qué no recuerdo cómo terminé en mi habitación.

Un momento, esta no es mi habitación.

Es domingo y esto no huele a detergente de lavanda. Lo que quiere decir que Peter no está aquí.

El techo estaba pintado de color crema, las paredes recubiertas de papel tapiz, nada parecida a la habitación que comparto con Peter. ¿Dónde están sus posters?

Esto debía ser obra de Gwen. ¿Quién sino me habría rescatado anoche?

Debo estar en un universo diferente.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, eché un vistazo alrededor. Las paredes estaban limpias de fotografías o posters, pero era casi el doble de la habitación que tengo en la Academia. ¿Dónde me trajo Gwen?

Había muebles que parecían costosos, un tocador color blanco bastante grande. ¿Sería esta su habitación? No, ella no regresaría a su universo después de lo de su padre. Además, vivía en un departamento de Queens. ¿Qué tan grande podría ser su habitación?

Efectivamente divisé una cabellera rubia recostada a los pies de la cama. Estaba por despertarla hasta que noté las grandes diferencias. Su cabello rozaba en lo cenizo, ni un rastro de el tinte rosa de ayer, además que el largo de su cabello le llegaba a la cintura.

No me digas que...

Retrocedí hasta que mi cabeza se golpeó con la cabecera de la cama, me sobé el área y seguí hasta ponerme de pie sobre el colchón.

—Oh, ya te despertaste. —Cassandra habló como si esto fuera lo más normal.

—¿Qué haces aquí? —Pegada contra el ventanal la señalé para de alguna manera alejarla de mí. Un momento. ¿Dónde quedó el traje? ¿Y la máscara?

Bajé el dedo casi acusador con el que la señalaba.

—Yo debería preguntar eso. Estás en mi habitación. —Recién noté que estaba dormida en una silla y terminó recostada sobre su cama.

—¿Estoy en la mansión presidencial?

—Mi papá es el alcalde, Tara. No el presidente.

—Cierto. —Bajé al suelo de un brinco. —¿Dónde estoy y cómo llegué aquí?

—Estás en la Academia. ¿Dónde más? —Bueno, tal vez el dolor de espalda y cuello la tenía de mal humor. —¿Bebiste algo? —Se levantó de la silla y cruzó los brazos. —¿Te drogas?

Murmuró, insinuando que era verdad.

—Claro que no.

—¿Entonces por qué llegaste por mi ventana en la madrugada?

—¿Eso hice? Quiero decir, sí, eso hice. Fue porque yo... practico el escalar montañas. —Ni siquiera cómo se le llama a eso.

—¿Planeas ser alpinista trepando edificios?

Sí, no convencería a nadie con eso. ¿Qué tanta probabilidad hay de que piense que entre todo New York yo soy Spider-Man? Oh claro, Spider-Woman.

—¿Por qué no? En fin, te veo luego. —Caminé hacia el frente pero me detuvo su brazo, que cubría mi paso.

—Llegaste casi inconsciente.

—Me caigo a menudo. —¿Tampoco la convence esa respuesta? —De cabeza. —Continué.

Spider-Woman: Across Our Hearts ৷ Gwen StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora