Día diecisiete: Lunes.
No supe en qué momento exacto comenzó a aparecer esa especie de tensión entre el de rastas y yo. ¿Qué estaba sucediendo? Tom y yo nos mirábamos cada cierto tiempo, él abrazaba y jugueteaba a Rubí mientras que yo intentaba mantener mi atención sobre Bill, quién además de estar conmigo, compartía tanto con Georg como con Gustav ahí dentro del agua.
—¿Te vas a quedar ahí todo el día? No seas aburrido, Tom. Ven aquí —lo llamó Georg, ocasionando que la rubia acompañante frunciera el ceño, al parecer la idea de compartirlo no era algo que le agradara. Claro, menos después de que le costó tanto conseguir su atención.
— Es que tiene mejores cosas que hacer —respondió Rubí, haciendo que Tom soltara una risa tonta y volviera a abrazarla por la cintura. Fue evidente mi disgusto, puesto que ni siquiera me molesté en disimular la expresión de asco que se había formado en mi rostro. Los chicos ni siquiera rieron, Bill levantó una ceja como si dijera '¿Y esta qué?' mientras que Georg y Gustav solo mostraban una especie de sonrisa incómoda, como si les fastidiara tener que convivir con la rubia solo por culpa de Tom.
Resoplé tratando de ignorarlos, ya les había prestado demasiada atención y lo único que se me antojaba en esos momentos era tener menos preocupaciones que me hicieran pasar un mal rato, así que opté por tomar la mano de Bill y acercarlo a mi cuerpo, comenzando a salpicarnos agua mientras nos echábamos a reír. Georg y Gustav se demoraron poco en unirse y en unos segundos, los cuatro ya estábamos jugando en el agua.
(...)
Habíamos almorzado hace poco, Bill y los chicos se encontraban cambiándose de ropa mientras yo los esperaba en una de las mesas plegables que se encontraban junto a las fogatas que acabábamos de armar. Era uno de los últimos días de la caminata y no iba a negar que ya quería regresar a la 'civilización', pero por otra parte, comenzaba a creer que aquella excursión estaba siendo divertida gracias a mis nuevos amigos.
Tom fue el primero en salir de la tienda, cruzándose con mi mirada apenas estuvo a pocos metros de mí y, como si lo hubiera llamado con la mente, el de rastas se acercó hasta sentarse frente a mí. No traía esa expresión casi coqueta que acostumbraba, más bien, su rostro dejaba ver cierta preocupación. Bastó mirarlo unos segundos para que tragara saliva y me acomodara e mi asiento, prestándole atención cuando me di cuenta de que quería decir algo.
—¿Me vas a contar si ha pasado algo más con tu amiga? ¿Por qué ya no te habla? —sus palabras me tomaron por sorpresa, haciendo que pestañeara rápido antes de mirar hacia otro lado. El simple hecho de tocar el tema me ponía nerviosa, era algo que definitivamente quería borrar de mi memoria.
—No creo que sea algo que debamos hablar aquí, Tom —dije de inmediato, queriendo que al menos por una vez, ese idiota revoltoso me hiciera caso.
Tom suspiró y se inclinó hacia delante, apoyando sus brazos en la mesa.
—¿Entonces dónde? ¿Nos metemos al bosque y hablamos entre los arbustos o qué? —soltó casi en doble sentido, haciéndome agrandar los ojos y extender una mano para darle un golpe suave en el brazo. Ya sentía un sonrojo en mis mejillas. Él solamente se rio. Qué estúpido.
—No me hables como si fuera una de tus... chicas —traté de mantener la calma, pero es que de verdad ese chico colmaba mi paciencia. Tom se relamió los labios y jugueteó con su piercing.
—Te lo estoy preguntando en serio, quiero saber si pasó algo —insistió con el tema, haciéndome resoplar.
—Por favor, Tom. Ya solo olvídalo. Creo que lo mejor es ignorar a Fiorella y pensar en que ella no le dirá nada a Bill...
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𝙰́𝙲𝙸𝙳𝙾 (+18) 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇
Fanfiction→፧ 𝖳𝖺𝗇 𝖾𝗇𝗀𝗋𝖾𝗂́𝖽𝗈, 𝖾𝗀𝗈𝖼𝖾́𝗇𝗍𝗋𝗂𝖼𝗈, 𝗂𝖽𝗂𝗈𝗍𝖺... ¿𝖢𝗋𝖾𝖾𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖺𝗅𝗀𝗎𝗂𝖾𝗇 𝗉𝗈𝖽𝗋𝗂́𝖺 𝗌𝖾𝗇𝗍𝗂𝗋 𝖺𝗅𝗀𝗈 𝗉𝗈𝗋 𝖾́𝗅? 𝖤𝗌 𝖾𝗅 𝗌𝖾𝗋 𝗁𝗎𝗆𝖺𝗇𝗈 𝗆𝖺́𝗌 𝖽𝖾𝗌𝗉𝗋𝖾𝖼𝗂𝖺𝖻𝗅𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗑𝗂𝗌𝗍𝖾, 𝗌𝗈𝗅𝗈 𝗎...