El tiempo comenzó a pasar más rápido de lo esperado después de ese concierto.
Un mes, dos, tres... cuatro, cinco, seis.
Un año.
Miraba cada tanto información de ellos en redes, incluso me creé un Instagram solamente para seguir la cuenta oficial de la banda. Sabía que no la manejaban ellos, pero de vez en cuando dejaba un comentario o un mensaje diciéndole lo feliz que me hacía verlos triunfar por el mundo, sobre todo en Alemania, pero nunca había respuesta. Muchas veces me cuestioné el no haber buscado a Tom después del concierto, pero en el fondo sabía que había tomado la decisión más sana para ambos.
El tiempo continuó avanzando tan rápido, que para cuando reaccioné, ya estaba mirándome en el espejo sin sacar la imagen de la última vez que vi a Tom.
—¡Julie! —dijo mi mamá tras la puerta, abriendo esta sin siquiera tocar —Ya están llegando los invitados, cariño. ¡Apresúrate! —se veía tan feliz y radiante, que parecía ser ella la que acababa de cumplir dieciocho. Le sonreí con ternura y asentí, acomodándome el arete mientras volvía a mirar mi reflejo. Se notaba que había pasado el tiempo, me veía un poco más madura, estaba más alta y había subido un poco de peso, pero había un sentimiento recurrente que estaba allí desde mis dieciséis años... Tom. ¿Cuánto tiempo más seguiría sintiendo esto por él? Era algo absurdo, algo imposible, no comprendía por qué mi corazón y mi cuerpo se negaban a olvidarlo.
Bajé rápido hacia la sala principal, estaban un par de conocidos de la escuela, unos vecinos, mis tíos y tías y amigas de mamá. Emma también, con un ramo enorme de flores. Liz me había enviado un obsequio hace un par de días y me prometió que nos veríamos en el verano siguiente para ponernos al día y, aunque estaba muy feliz saludando a toda esa gente que había ido a celebrar mi cumpleaños, me hacían falta mis amigos y... Tom.
Intenté disfrutar de aquella reunión casi familiar, recibí un par de regalos y, cuando estaba allí sentada frente al pastel con el número dieciocho en el centro, sonreí casi de manera inconsciente al imaginar que entraba Tom. Quizás fue mi sonrisa más sincera de todos esos meses, una que no se borró al pensar en que él iba a visitarme. Pero cuando soplé las velas para apagarlas y mis familiares y conocidos aplaudieron, caí en esa realidad donde ni Tom ni ninguno de los chicos estaba.
(...)
Al día siguiente, mamá se había levantado muy temprano para ir al trabajo. Había terminado la escuela hace un par de semanas y ya estaba esperando la respuesta de distintas universidades a las cuales había postulado. Fue vagando en internet buscando más información sobre las carreras cuando me topé con un anuncio que me dejó sin aliento.
—Tokio hotel regresa a la ciudad —leí en voz baja, echándome para atrás en la silla con los ojos bien abiertos y tapándome la boca por inercia para evitar soltar un grito escandaloso —. No puede ser, no puede ser, no puede ser —repetí una y otra vez acercándome al escritorio para prestarle mayor atención a la pantalla, leyendo nuevamente la información —. ¿Por qué mierda no había visto esto antes? —rápidamente ingresé a la página de la venta de entradas. Sabía que quizás estaba haciendo algo estúpido al no poder olvidar a un tonto amor de verano, pero estaba tan cegada por la emoción, que no tardé en usar parte del dinero que había ahorrado en mi trabajo de vacaciones para comprar la entrada más cerca del escenario. Necesitaba verlo, necesitaba al menos estar cerca de él. Cuando la entrada ya estaba comprada, reí como tonta, dando palmaditas emocionada y mirando el comprobante virtual con el cual debía retirar mi boleto físico en los días próximos; el concierto eran en dos semanas. Nuevamente me quedé sin aire al buscar información sobre los chicos y ver que habían cambiado de look.
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𝙰́𝙲𝙸𝙳𝙾 (+18) 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇
Fanfiction→፧ 𝖳𝖺𝗇 𝖾𝗇𝗀𝗋𝖾𝗂́𝖽𝗈, 𝖾𝗀𝗈𝖼𝖾́𝗇𝗍𝗋𝗂𝖼𝗈, 𝗂𝖽𝗂𝗈𝗍𝖺... ¿𝖢𝗋𝖾𝖾𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖺𝗅𝗀𝗎𝗂𝖾𝗇 𝗉𝗈𝖽𝗋𝗂́𝖺 𝗌𝖾𝗇𝗍𝗂𝗋 𝖺𝗅𝗀𝗈 𝗉𝗈𝗋 𝖾́𝗅? 𝖤𝗌 𝖾𝗅 𝗌𝖾𝗋 𝗁𝗎𝗆𝖺𝗇𝗈 𝗆𝖺́𝗌 𝖽𝖾𝗌𝗉𝗋𝖾𝖼𝗂𝖺𝖻𝗅𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗑𝗂𝗌𝗍𝖾, 𝗌𝗈𝗅𝗈 𝗎...