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La cena en la casa de los Volkov

Katherine Lombardo

-¿Que opinas?¿Me queda bien?- salgo del closet encontrandome a John, quien estaba sentado en mi cama esperando a dar su humilde opinión sobre la ropa que me estaba probando, y claramente me vino a dar unos de sus sermones preocupantes en el que ya me había cansando de escucharlos

-Te queda perfecto, hija - me sonríe con delicadeza y dulzura - pero creo que es muy provocativo

-Es la idea, me lo quedo. Es perfecto - vuelvo a dentro del closet para ponerme los tacos negros. El maquillaje ya lo tenía puesto solo me faltaba mi peinado y ya estaría todo - gracias por tu ayuda, John

-Si, bueno, de nada. Ten cuidado, Kathe

-Lo tendré. Sabes lo que soy, sabemos los dos perfectamente como actuaré si todo sale mal - le digo deteniéndome a mirarlo cuando se acerca a la puerta del clóset, me levanto del sillón chico y voy hacer un rodete algo despeinado, eso hacia que me quedé perfectamente conmigo misma -. Deja de darme los malditos sermones y confía en mí por una maldita vez

-Lo hago, sabes que lo hago

-Pues no parece - paso por su lado yendo a por mi bolso pequeño, uno rojo que era perfectamente convinable con todo lo que llevaba puesto - cuando confíes en mí, cuando te des cuenta que no soy esa niña de dieciséis años a quien le enseñaste millones de cosas, y en cuanto sepas dejarme en libertad sabiendo que yo soy la dama de la mafia italiana ven a mi para hablarme. Ahora me tengo que ir, John

Salgo por la puerta de la habitación para ir hacia la sala principal, o sea, la sala de estar.
Estaba agotada de sus sermones, de que me diga que me cuide, de que me suplique a que no vaya a tal lugar, a sus preguntas obvias. Lo quiero, en serio que lo hago, pero me hierve la cabeza cuando dices cosas que no quiero escuchar. Por qué entre él y yo sabemos muy bien que me puedo cuidar sola, se me puede ir de las manos, pero si puedo cuidarme sola.

Al llegar a la puerta principal veo a Christopher con los ojos clavados en su celular, levanta la mirada hacia mi cuando carraspeo con la garganta. Me observa de arriba abajo con aquella sonrisa de osadía haciendo que yo alce una ceja mirándolo.

-¿Ya estás? - inquiere volviendome a mirar todo mi cuerpo hasta que sus ojos se encuentran con los míos

-Si, ruso

-No empieces, Katherine - susurra antes de que se encamine hacia el Mclaren cuando sale por la puerta principal

-¿Te pone que te diga ruso? - indague. la última palabra se lo dije seductoramente mientras que estiraba una mini sonrisa

-No digas estupideces - rueda los ojos cuando clava sus ojos en mí - ¿Vas en el tuyo? - inquiere cuando me ve al lado de mi Lamborghini, niego con la cabeza

-Vamos querrás decir - abro la puerta del coche y antes de subir le vuelvo hablar mientras mis ojos seguían en lo suyos- súbete - entro dentro del vehículo esperando a que entre de una maldita vez

-¿Sabés el camino? - inquiere curioso pero con esa voz de despreocupado e insignificante también se notaba

-Siendo franca, me se de memoria el camino - lo miro de reojo encendiendo el motor y haciéndolo rugir a la vez. Miro hacia adelante para poder ir hacia el lugar en el que parecía un infierno.

 Miro hacia adelante para poder ir hacia el lugar en el que parecía un infierno

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Tentaciones infernales [Completa] +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora