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Sexo, paisaje, tragos y más sexo

Katherine Lombardo

El caos es mi amigo, jamás fue mi enemigo. En el momento que pise el club asqueroso ese, una Katherine diferente ha estado en mi, y no me avergüenza decirlo, está soy yo, y el que no le gusta por allá tiene la puta puerta.

Pude sentir que algo estaba sucediendo con el magnate; y era que se preocupó por mi, en cuanto baje de aquella camioneta blindada en la que estábamos. Recordar cómo ayer me habló, como me miraba mientras discutía con John, observar cada movimiento que tenía hacia mi me hacía saber que algo estaba pasando. No tenía miedo saber que estaba sucediendo entre nosotros, pero si tenía claro que yo aquí no vine para vivir una historia de amor. Sin embargo, a mi también me estaban sucediendo cosas con él, pero mi yo de ahora no lo iba a admitir, no se iba a dejar caer.

Al llegar a la casa de Christopher me sentía totalmente histérica, sentía todavía esa presión en el pecho que me decía: el peligro es encantador, hazlo querida, sigue haciéndolo. Y lo único que quiero es seguir, y seguir, pero después de lo que cometí en aquel lugar estoy algo satisfecha. Así que solo queda esperar un poco.

Subí a mi habitación con el pensamiento de irme directo hacia la ducha, pero en cuanto mis pies tocaron el suelo del cuarto, vi aquella maleta pequeña en mi cama llena de ropa de playa, arrugue las cejas y salí de dónde estaba para ir hacia donde se encontraba Christopher: a su habitación.

-¿Que quieres? Estoy ocupado - observo lo que hacía y si, obvio que estaba ocupado, se estaba armando un bolso pequeño

-No entiendo - niego con la cabeza - ¿Que es aquella valija que está encima de mi cama?¿Me estás echando de tu casa?¿Es eso?

-Nos vamos, Katherine - suelta de golpe interrumpiendo mi interrogación mientras que sigue haciendo sus cosas - tienes como mucho una hora para prepararte, más no

-Deja de mandarme que tú no eres nadie en mi vida para hacer eso - expongo enojada por su actitud de mierda

-Mira, no quiero complicaciones ahora. Báñate, cámbiate y nos iremos - mira el reloj en su muñeca para después volver a ver - se te pasa la hora, Italiana- golpea su reloj con su dedo indice sin ser tan brusco

-Eres un idiota - susurro apretando más fuerte el picaporte de la puerta

-Ya me lo dijiste. Otro insulto capaz que vendría bien, siempre dices lo mismo, ya me aburre- sonríe chistoso, y es justamente esa sonrisa que hace que eso apriete mi mandíbula fuertemente para cerrar su puerta e ir de vuelta a mi alcoba

Maldito ser humano, maldita sea la persona que creo tanta perfección en una sola persona. Lo odio, pero también siento algo más que no quiero terminar de descifrarlo, no quiero caer en ese infierno que tanto se ve a lo lejos, no quiero perderme en la oscuridad, en la que también puede haber una luz roja que me pueda hacer caer más allá.

Dejo los pensamientos de lado cuando el agua caliente cae por mi cuerpo, cierro los ojos dejando que las gotas de la lluvia artificial sigan empapando mi anatomía desnuda. Empiezo a lavarme el cabello con lentitud, sintiendo la espuma en mis manos y en mi cabello, en cuanto ya creo que está limpio me lo enjuago, agarro el acondicionador y me lo paso por mi cabello sintiendo la suavidad de este. El jabón lo paso por mi cuerpo y cuando ya estoy lista salgo de la ducha pasando la toalla alrededor de mi cuerpo. Me encamino hacia el ropero para vestirme, me pongo un vestido suelto color rojo y mis tacones color negro, sonrío al verme al espejo y después me suelto el pelo sacándolo con la toalla, lo dejaré así, para que pueda secarse libremente. Me maquillo, pero sin tanto maquillaje, y en cuanto ya estoy lista agarro la maldita valija y bajo hacia el salón.

Tentaciones infernales [Completa] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora