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          Tenían que encontrar una manera de traer de vuelta a medio universo y no lo harían quedándose en la Tierra a lamentarse. Rocket, Nebula y Beatriz iban camino a la Milano acompañados de Steve Rogers quien enfocaba su atención en la latina y su rostro fantasmal.






—Puedes quedarte con nosotros todo el tiempo que necesites—le dijo con voz suave al detenerse en la rampa donde comenzaban a abordar.






Rocket bajó la cabeza escuchando la conversación con un miedo que le consumía con cada segundo que Beatriz pasaba en silencio. ¿Y si aceptaba la oferta? Parecía que ya no tenía nada que hacer en el espacio ahora que Peter no estaba.






—Lo agradezco pero yo nunca he pertenecido aquí—se dio media vuelta para verle, mantenía las manos temblorosas en los bolsillos de su chaqueta—lo de Thanos no cambió nada.






El mapache pudo respirar en paz. Steve asintió.






—Te deseo mucha suerte allá arriba entonces. Saben a quién llamar, háganlo si lo necesitan.






—Si no pudieron ayudar en México que está a unos kilómetros menos lo harán a años luz de distancia—respondió con tono cansado—pero gracias. Nos vemos—se dio la vuelta para comenzar a subir—o no.






Su actitud no fue diferente una vez abordo. Pasaba el tiempo sentada en el suelo con la cabeza apoyada en el metal que rodeaba el cristal que les separaba de las constelaciones de colores. Parecía que viajaban con un fantasma. Sin movimientos. Sin expresiones. Sin comer. Nada.






—No has comido nada desde que dejamos a los Venga-tontos—dijo Rocket apareciendo detrás suyo.






—No tengo hambre.







—¿Y? Necesitas comer—ella seguía en su misma posición, abrazando su pierna contra el pecho—estamos a nada de llegar a Contraxia.






Habían acordado con los Vengadores en recaudar la mayor información posible sobre las Gemas pues a comparación de Beatriz aún creían que existía una posibilidad de revertir lo que Thanos hizo.






—Sólo soy una humana con una chaqueta bonita. No les serviré de nada.






No tenía experiencia con las emociones más sabia que algo debía hacer. Le había dado tiempo y distancia para que pasara su duelo pero temía que escalara a algo mucho peor. Entonces simplemente salieron de sí mismo las palabras que llevaba guardando.






—¡Boo hoo, mi novio ya no está y estoy matándome lentamente!—dijo en una voz burlona, molesta. Giró la cabeza en su dirección—sé que amabas a ese idiota y que era tu todo y que te duele. ¡Yo también lo perdí! Ambos perdimos a nuestra familia. ¿Pero qué crees? La galaxia necesita a Star-Girl ahora más que nunca. YO necesito a Star-Girl. A Betty. A mi mejor amiga.






Rocket lloraba y ella no sabía si era de rabia acumulada, desesperación o tristeza. Quizá de todo por la manera en que escupió aquel discurso. Le rompía el alma verlo de esa manera y había estado tan ocupada en su vacío que ni siquiera tuvo en cuenta el de Rocket. Se odiaba demasiado por ello.






El verle tan vulnerable sólo le dio para hacer una cosa: abrazarlo. Le tenía en sus brazos y él no sabía cómo responder al gesto, algo parecido a lo que ella pasó las primeras veces con Peter. Tuvieron que pasar unos segundos para que Rocket reaccionara y le tomara con fuerza temiendo a que también se la arrebataran. Escondió su cabeza en el cuello de Beatriz y simplemente dejó que todo saliera. Ella cerró los ojos mientras las lágrimas mojaban sus mejillas sin que pudiese controlarlas.






—No quiero que me dejes como los demás—murmuró después de un rato.






—No lo haré—restregó el rostro acariciando su pequeña cabeza—seremos tú y yo contra el mundo.






—Galaxia, más bien—le corrigió entre sollozos.






—Eso lo hace mil veces mejor—sonrió suspirando.







El vacío ya no quemaba tanto teniendo un par de manitas de mapache juntando los pedazos de su alma.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora