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            Rocket se sentó en el sillón con las patitas colgando sin perder tiempo, observando todo a su alrededor como si fuera un niño; los cuadros familiares en la pared estando en el centro uno de los XV años de Beatriz con su peculiar vestido negro, las plantas en los escalones, unas pinturas que claramente habían sido hechas por un niño...






—¿Esa eres tú?—preguntó señalando la foto que tanto le atormentaba. Asintió sentándose a su lado acompañada de Peter—pareces una princesa.






—¡Oye, es verdad!—exclamó su novio sonriendo ante el retrato.






—No vean eso—se quejó con vergüenza—ni siquiera estoy viendo a la cámara.






Su madre se sentó enfrente de los tres bajo los cuadros. Ahora Rocket comenzaba a entender porqué le temía tanto, su mirada no era nada amistosa.






—Entonces tú eres el novio—habló cortándoles la conversación y hasta haciendo que se sentaran derechos.






—Soy el novio—repitió con nervios—y pido disculpas por llevarme a su hija al espacio.






—Ay no, favor nos hiciste—Beatriz levantó las cejas ante su comentario—¿qué? Mira la edad que tienes. Ya te hacía falta. Pero tanto que te admirabas de tu prima que se la robó el novio y mira.






—Nada que ver. A ella se la robó un cholo en su italika y yo...—miró a Peter. Se detuvo al ver que un Devastador era lo más parecido a un cholo en el espacio. ¿Y la Milano?—ay no puede ser.







—Si puede y pasó—Peter las miraba confundido—entonces ¿todo en los videos que mandaste es cierto? ¿Hasta el chiquitito?







—Betty, ¿no le han dicho?—Rocket entró a la conversación con tono serio—señora, lamento decirlo pero ese chiquitito es su nieto.







En ese instante Beatriz podía jurar que su mamá cambiaba de color en un abrir y cerrar de ojos. Se esforzó con todo su ser para no reír y continuar la broma de su amigo sin darle oportunidad a Peter de tranquilizar a su suegra.







—Y su nombre es Groot Alberto Quill Ramírez—no aguantó más y comenzó a reír —¡Es broma! No se llama Alberto...






Peter fue quien le miró reprendiéndola. Rocket seguía riendo a carcajadas en el fondo incluso sosteniéndose el estómago del dolor.






—Ay bueno ya. No salió de mi—su mamá pudo respirar.







—Aparte, si tuviéramos un bebé estoy seguro que no se vería como Groot. Puede que sea 50% extraterrestre pero 100% atractivo, más el otro 100% de su hija...—Beatriz entrecerró los ojos analizando lo que acababa de decir tan confiado.







—Sólo esperemos que herede la inteligencia de Betty porque si no...—murmuró el mapache cruzándose de brazos negando.






—Bueno pero hay nieto ¿o no? Ya me perdí.






—No hay—dijo Beatriz negando al instante para después cambiar de tema—¿y mis hermanos?






—Con tu papá. ¿No te acuerdas que desde que sacamos los papeles del divorcio los obligo a salir con él mientras ande aquí?—Beatriz separó los labios algo confundida—ah, si. No estabas.







Aquel tono pasivo-agresivo encendió una especie de alarma en Peter quien miró a su amigo al otro lado de Beatriz.






—Oye, Rocket. ¿Y si te llevo al Oxxo?






—¿Justo ahora?—respondió moviendo sus piernas colgantes delante y atrás, distrayéndose del conflicto en que tanto interés tenía—ugh.







Sin mucha opción se levantó para seguirlo a la puerta. Darles privacidad sería lo más lógico en aquel momento.







—Claro. Me quieres echar la culpa, como siempre—su voz temblaba ligeramente.







—No te hagas la mártir, Beatriz. No eres el centro del universo—se cruzó de brazos recargándose en el respaldo del sillón grisáceo.







—Si, ya sé. Lo tengo muy presente—bajó la mirada.







—¿Te vas a poner a llorar?






Negó frotándose los ojos limpiando las lágrimas que amenazaban por salir. Ese era el problema siempre, no le tenían permitido expresar lo que sentía sin añadirle culpa por intentarlo.






—Voy a mi cuarto por algo antes de irme.






Sin dirigirle la mirada fue directo a lo que solía ser su habitación sólo para darse cuenta que ya no lo era. Sus cosas estaban en cajas y las de su hermano ocupaban las repisas. Sus pósters ya no estaban, los libros dejaron una marca en el mueble vacío. No sólo era cosa suya el pensar que todo estaba mejor sin ella, soltó un pesado suspiro, era la realidad.






—Apenas te iba a decir—escuchó detrás suyo.







—Mi nuevo cuarto tiene vista al espacio, él a los tendederos. ¿Quién es el que perdió?—le miró directo a los ojos por un par de segundos sin expresión alguna en el rostro. Emprendió su caminar a la puerta.







—¿No se van a quedar a cenar?







—No te conviene que Rocket vuelva en este momento, créeme—subió el cierre de su chamarra sin mirar atrás una sola vez.







Pocos segundos después el estruendoso eco del portón cerrándose le hizo saber que se no tendría que esforzarse por hacer de cenar.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora