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        Los funerales no eran lo suyo. La última vez que estuvo en uno hasta el aire le quemaba al respirar, estaba sola y destrozada. Luego del chasquido se negó a siquiera pensar en hacer algo parecido por su familia espacial. Aunque eso no le evitó escapar a solas cada 2 de Noviembre a Vormir para posar un par de flores anaranjadas en memoria de Gamora. Pasaba horas bajo el cielo morado siendo consumida por los recuerdos de lo que creyó sería su vida el resto de sus días.





La diferencia esa soleada y fresca mañana era que no estaba sola. Peter besó su mejilla haciéndola sonreír pese a la tensión del momento, abrazándola con mucho cuidado por detrás mientras terminaba de ponerse la chaqueta negra. Habían dormido apenas un par de horas luego de la pelea contra Thanos y haberse turnado para curar las heridas del otro, terminando acurrucados en una pequeña habitación del edificio de respaldo Vengador que irónicamente estaba a una caminata de la casa de Tony en medio del campo.





La única ventana en las cuatro paredes blancas dejaba entrar suficiente luz solar para iluminar todo en ellas: una cama metálica estilo campamento, una pequeña mesa con productos de botiquín regados y la mochila de donde sacaron la ropa que Steve se ofreció a llevarles de la Milano. Beatriz admiraba la vista del bosque desde atrás del cristal abierto antes de que se diese media vuelta para poder verse frente a frente.





—No puedo creer que aún guardaras ropa mía—le dijo viéndole a los ojos. La luz reflejaba el lindo verde grisáceo en los suyos—ni siquiera sabía que todavía tenía esa chaqueta Devastadora, terminó casi deshecha luego de lo de Ronan.





—Con un poco de amor todo vuelve a su curso normal, o en este caso, uso—aprovechó para acomodar el cuello de su chaqueta—una de las tantas cosas que me enseñaste.





Peter sonrió tomando su mano para dejar un suave beso encima de los nudillos lastimados. Beatriz suspiró y con ello el gran peso que le oprimía desde que dejó Titán la liberaba poco a poco.





No soltó su mano su mano en la caminata rumbo al homenaje de Tony y tampoco se separaron estando entre todos sus compañeros de pelea. Él le sostenía por el hombro atrayéndola a sí mismo y dándole la oportunidad de refugiarse en su agarre ante ese ambiente tan pesado.





Estaba triste pero no por ella. Lo estaba por la pequeña niña miraba con atención cuando el arreglo fue dejado en el lago. Lo estaba por Pepper al saber que se levantaría en una cama vacía como lo hizo durante los últimos cinco años. No podía evitar perderse en esa espiral de empatía.





No tardó mucho en que todos comenzaran a dispersarse al terminar el momento. Beatriz estaba cruzada de brazos al borde del lago tomándose un momento para ver cómo se alejaba cada vez más el conjunto de flores cuando alguien tocó la parte baja de su chaqueta llamándole la atención.





—Disculpa—habló la dulce voz infantil mirándole curiosa—¿tú eres Star-Girl?





—Así es—le respondió girando un poco para ver a Morgan Stark dándole una sonrisa amable.





—¿Es cierto que viajas por la galaxia en tu nave espacial salvando marcianos con un mapache?





—Marcianos, askavarianos, xandarianos...—Pepper se acercó al par por detrás de su hija—y no le gusta que le digan mapache o se pone rabioso, su nombre es Rocket—señaló con la cabeza a su amigo que le veía a lo lejos. Morgan soltó una risita cuando el mencionado entrecerró los ojos sabiendo que hablaban de él.





star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora