Prólogo

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— ¿Te imaginas trabajando, tú y yo, juntos como mi mamá y tu papá? — cuestionó Line mirando al cielo.

— Sí — susurró el niño de ojos grises observando las estrellas, era una bonita noche despejada.

— Y si me vuelvo a caer, pero esta vez no me puedes dar la mano a tiempo y me muero porque me gusta mucho subirme a este árbol — habló intrigada la pequeña, algo muy fuerte la atormentaba, siendo tan pequeña.

— Yo te cuido — dijo con tranquilidad, aquel niño entendía la preocupación de su mejor amiga.

— Y yo te cuido a ti — continuó la niña desviando su mirada del cielo para mirarlo con aprecio.

— ¿Promesa? — preguntó el pequeño fijando la vista en su mejor amiga.

— Promesa — aseguró la niña.

Juntos admiraban la belleza del mundo, Line buscaba la conexión con su padre de la que le ha-bló su progenitora y él imaginaba lo bonito que sería formar una empresa con su amiga. Estaban tan concentrados que no se percataron de que Ian los miraba al pie del Olmo, el pequeño vivía en frente y al verlos, decidió unirse a ellos. Los tres se sentaron bajo el árbol, estaban cansados así que no jugaron, Ian quería informarles algo a sus amigos, pero no sabía cómo.

El padre de Ian había decidido realizar un viaje de trabajo, el niño no quiso dejarlo ir, entonces el Señor Wayne le propuso para que él lo acompañe, Ian estaba muy feliz siempre quiso viajar con su padre, quería conocer a dónde se iba su padre por meses. Por otro lado, estaban sus amigos, eso le entristeció un poco.

— Me voy con mi papá — dijo directo y sin balbucear, había pensado muchas formas de decirlo, pero era difícil encontrar la manera de contarlo.

— ¿Qué? — preguntó Line, intentando procesar la información.

— ¿Cuándo? —cuestiono el niño de ojos grises, él sabía el sufrimiento que pasaba Ian cuando su padre se iba, entonces estaba feliz de que pueda ir con él un tiempo, pero se entristecía de no poder verlo en mucho tiempo.

— Al terminar el año, me voy con él, regresaré al terminar las vacaciones — informó alegre, al menos lo tendrían de vuelta al regresar a clases.

— Pensé que te irías y no regresarías — comentó Line asustada, muchas ideas se llenaron en su cabeza, donde jugaba sin Ian, ya no había peleas con Jade. Ella prefería las peleas, ella quería que Ian jugara con ellos.

— Si voy a regresar — aclaró, para que la niña dejara de mirarlo con pánico.

— Pasarás las mejores vacaciones con tu padre — animó el pequeño de ojos grisáceos, feliz de saber que su amigo por fin iba a compartir tiempo con su progenitor.

— Entonces, te vas en unas semanas — murmuró la pelinegra ideando planes para pasar hasta el último segundo con él — no puedes ni ir al baño desde hoy, tengo muchos planes — habló con alegría y los arrastró hacia su casa.

— Tenemos que disfrutar con él todo el tiempo que nos queda — soltó el pelirrojo, mientras se dejaba guiar por Line, mientras Ian se reía.

— Ya estaba pensando en todo lo que podíamos hacer — gritó Line emocionada, en su habitación jugaron un rato y cuando era hora de irse Line se despidió de Ian con un abrazo de oso gigantesco y le prometió que sus últimas semanas serian inolvidables.

Las dos semanas posteriores pasaron juntos. Line decidió situar su atención en Ian y en su mejor amigo, el pelirrojo quiso hacer de las últimas dos semanas de Ian increíbles, dejando de lado a Jade, sin darse cuenta. Al salir de clases, todos iban a casa de cualquiera de los tres, Jade no estudiaba con ellos, entonces no se enteró del viaje de su amigo, pensó que era por la pelea del fin de semana, sin embargo, este suceso lo hizo enojar bastante, consideró que no era justo que no le dirigieran la palabra por culpa de Ian. El pequeño se frustró bastante y evitaba de Clara vaya a casa de alguno de esos traidores.

Cuando llegó el día de despedirse de Ian por dos largos meses, la pequeña Adeline lloró porque no quería que se vaya, el niño de ojos grises lo despidió con felicidad, se alegraba de ver a su amigo contento. El carro se empezó a alejar, pero la pequeña niña de cabello negro aún no paraba de llorar. Minutos más tarde, el pequeño empezó a caminar, Line se limpió las lágrimas con el dorso del brazo y corrió a abrazar a su mejor amigo por la espalda, la acción fue inesperada para el pelirrojo que reaccionó tiempo después.

— Prométeme que no te vas a ir — murmuró con desesperación la niña, tenía miedo, no quería perder a su mejor amigo, un poco exagerado tal vez, pero perder a su padre la afectó bastante hasta tal punto de hacer que su mejor amigo jure no dejarla como lo hacían todos.

— Lo prometo — susurró y se dio la vuelta para abrazarla, se quedaron así unos segundos, después se tomaron de la mano y fueron a sentarse bajo el olmo a mirar como el sol se ocultaba lentamente y consigo daba paso a la luna.

— Prometo no dejarte sola, prometo cuidarte para que juntos creemos una empresa como lo hicieron nuestros padres, como lo soñamos, prometo siempre estar para ti — comentó, dibujando una sonrisa, amaba tener a Line como mejor amiga, esa niña risueña le sacaba sonrisas a diario.

— Te quiero.

¡Hola!

Espero que esta historia y nueva versión de la misma sea de su interés, el prólogo anterior corresponde al segundo libro por ello, lo he quitado de esta versión.

A Pesar De Todo #1 [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora