Adeline Miller
"Alzando Rosas Al Cielo"
—¿Te sientes mejor? — preguntó Jade, cautelosamente.
—Si, estoy bien — contesté sin más, pues estos últimos días me lo ha estado preguntando varias veces por el incidente pasado, sé lo mucho que se preocupa, pero preferiría que no me hiciera la misma interrogante todo el tiempo.
—Sabes que estoy para ti si me necesitas o algo te sucede ¿verdad? — cuestionó con amabilidad, la misma usan los médicos o psicólogos para tratar a un paciente, es frustrante.
—Jade, de verdad estoy bien, pero me gustaría que me dieras un poco de espacio — solté con cuidado para no ofender y menos preciar la ayuda que Jade me ha brindado desde que llegó.
—Line, yo solo me estaba preocupando por ti, pero si necesitas espacio, lo entiendo — comentó un poco extraño, al parecer mi comentario si le afectó.
—Lo lamento, Jade, pero estoy un poco asustada de recaer y solo hablar de mi salud mental me frustra — expresé, pero él seguía en silencio como si estuviera pensando en algo muy confuso o complicado — sé que quieres ayudarme y quisiera que omitiéramos el tema de mi salud porque es incómodo para mí — concluí y lo miré expectante, esperando su reacción, mi mirada debió pesarle, puesto que reaccionó.
—Bien, pero prométeme que si te sientes mal me lo dirás — pidió suplicante.
—Jade sabes que siempre que tengo un problema te lo digo — respondí de inmediato.
—Solo promételo, por favor
—Bien, si eso te deja más tranquilo — tomé un poco de aire antes de decirlo, pues me costaba un poco prometer algo que sabía que al final no cumpliría del todo — Te lo prometo — tras decir aquello, la conversación finalizó.
Desayunamos y yo como siempre, tras empezar las citas con la psicóloga, me quejé de no poder tomar café.
—Porque la estúpida psicóloga me prohibió tomar un manjar creado por los dioses — dije furiosa, cada que recordaba o me daban ganas de café descargaba una gran ola de furia en contra de la psicóloga que Jade encontró para mí.
—Line debes recuperarte al cien por ciento para poder consumir cafeína, puesto que las drogas... — lo interrumpí porque el mismo discurso me lo repetía a diario tres veces al día como si fuera ibuprofeno.
—Que consumí eran muy fuertes, además según la dosis que ingerí, me volví adicta y mi organismo se encuentra sensible — completé su discurso y puse los ojos en blanco, aquella conversación me aburria.
Tras mi queja rutinaria, nos dirigirnos al colegio, como ritual fuimos acompañados de buena música a alto volumen, amaba estos pequeños momentos con mi mejor amigo, al llegar, cada uno tomó, su camino pues teníamos materias diferentes hoy|.
Odiaba las clases de dibujo técnico pues tenía la mala suerte de que la regla cobraba vida y se movía sola, pero eso no era lo peor de todo, sino que justo mi profesor se daba cuenta y empezaba a darme un sermón de como coger la santa regla, las santas escuadras en el bendito tablero, además para empeorar el día, hoy estaba con un dolor de cabeza de los mil demonios por la falta de sueño del día anterior.
Aquel día solo asistí a la primera clase, mi dificultad para concentrarme me desanimo de tomar las siguientes clases, por ende, me senté bajo el pie de un árbol y mi cuerpo se dejó llevar por la buena música de mis audífonos.
Corríamos con el objetivo de ocultar nuestras siluetas entre los árboles, no teníamos nada para encararlos, nos habían tomado desprevenidos, después de tanto estábamos agotados, nuestras piernas ardían, pero queríamos vivir, por esa razón obligamos a nuestro sistema a seguir.
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A Pesar De Todo #1 [Editado]
Ficção AdolescenteAdeline Miller, una joven de 18 años que en un devastador accidente de tránsito pierde a su madre, agobiada por las malas noticias decide enfocarse en cumplir promesas pasadas, que realizó antes del accidente, su vida se basa en culminar su último a...