𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑰

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26 • 02 • 2022
𝑵𝑬𝑾 𝒀𝑶𝑹𝑲, 𝑬𝑬. 𝑼𝑼.

𝑴𝑨𝑬𝑽𝑬

Cuando era pequeña solía comer en casa de mi vecina, la señora Angeles cuidaba de mí, ya que mi madre no podía hacerlo porque su trabajo de doce horas no se lo permitía.

A pesar de la gran diferencia de edad me gustaba platicar con ella, lo hacíamos mientras comía las delicias que muchas veces no podía disfrutar en casa.

En más de una ocasión, una de sus hijas menores fue suspendida de la escuela secundaria, la señora Ángeles al terminar de regañarla siempre le repetía lo siguiente; “recuerda que las personas que hacen el bien siempre les ocurrirán cosas buenas”.

Hasta el día de hoy no he comprendido a qué se refería.

Mi padre fue uno de esos hombres que se fueron por cigarrillos y que jamás volvieron, tengo veinticinco años y aún no ha regresado.

El hombre que debió cuidarme y amarme incondicionalmente me enseñó a no esperar nada de nadie, me enseñó que no soy lo suficiente para ser amada o respetada, y que cualquier persona que se cruce en mi camino se irá sin decir adiós, igual que él.

A los seis años un integrante de mi familia abusó sexualmente de mí, aún no logro contárselo a nadie, me da vergüenza a pesar de ser la víctima.

Siempre he buscado el amor que no me dio mi padre en mis parejas sentimentales, he perdonado cosas que no tenía que perdonar, me he quedado hasta el último momento, aguantando todo por miedo a estar sola, la herida de abandono nunca sanó y en el proceso conocí a quien creí sería el amor de mi vida. 

En el segundo semestre de preparatoria conocí a Franco, al principio todo fue hermoso, salíamos a pasear a todos los lugares posibles, era muy detallista, atento, pero siempre ví las banderitas rojas y a pesar de eso decidí quedarme a su lado, no me arrepiento de haberlo conocido porque sin él, Isaiah no hubiera llegado a mi vida.

Mi madre insistía mucho en que me alejara de Franco antes de que fuera demasiado tarde pero no lo hice.

Franco Bower tiene un problema de alcoholismo, siempre que bebe tiene actitudes violentas conmigo, golpea la pared, me dice cosas hirientes, no le importa que Isaiah esté presente, incluso ha llegado a querer tocarme sin mi consentimiento.

Tenía el pensamiento de que el amor cambia a las personas pero no funcionó, muchas veces quise salir corriendo junto a Isaiah pero el miedo se adueñaba de mí y cuando al fin lo decidí, fue demasiado tarde.

Ahora estoy en la sala de urgencias, mi pierna se mueve inconscientemente y no me puedo controlar, Franco y yo tuvimos otra pelea producto del alcohol, dijo que se iría de casa pero todo se salió de control cuando tomó a Isaiah y lo subió al auto, veinte minutos después recibí una llamada que me trajo aquí.

¿Por qué me ocurre esto a mí?

Siempre he sido buena, merezco cosas buenas ¿no?

No tenía respuesta para esa pregunta, pero al recordar todo lo que he pasado me dí cuenta que lo que decía la señora Ángeles era un engaño.

Mi padre se fue apenas supo que mamá estaba embarazada, vestía pantalón y camisa de manga larga cuando fui abusada y sólo quise sentirme amada al lado de Franco.

No he actuado negativamente para obtener toda esa basura, pero la vida no te da siempre lo que mereces.

Las mangas de mi suéter están mojadas, la voz de Braden me trae de vuelta, es médico de este hospital y también solía ser mi mejor amigo, nos distanciamos porque a Franco nunca le agradó verme con él.

𝑺 𝑬 𝑹 𝑬 𝑵 𝑫 𝑰 𝑷 𝑰 𝑨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora