𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑿𝑳

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17 • 04 • 2025

𝑴𝑨𝑬𝑽𝑬

La ciudad de New York es muy similar a Vancouver, ambas ciudades comparten el clima y la apariencia de sus calles, me gusta estar aquí, dónde en cada rincón tengo una pequeña anécdota que contar.

A principios de año Joseph me llevó a Londres, pude conocer a sus padres, son excelentes personas y me hicieron sentir cómoda desde el primer instante.

Después decidimos regresar a dónde nuestra historia comenzó, y también dónde se encuentran todas aquellas personas que siguen siendo importantes en mi vida.

Joseph y Mark manejan la empresa de sus padres, ahora ya no sólo son mejores amigos sino también socios, y si Alex cumple su palabra pronto será el padrino de su bebé.

Owen estudia en uno de los colegios más importantes de la ciudad, es un niño muy inteligente, hace un par de semanas ganó el primer lugar en un concurso de ajedrez, estoy tan orgullosa de él.

Regresé a mi antiguo trabajo, Gerard me recibió de la mejor manera y se alegró demasiado cuando le conté que había venido a la ciudad para quedarme.

He podido ver a Alex en varias ocasiones pero no termino de acostumbrarme a mirarla en ese estado, su barriga crece cada vez más pero sigue luciendo radiante, cambió el vino tinto por jugos verdes que huelen horrible y tiene miles de revistas de maternidad, me toca estar a su lado como algún día ella lo hizo.

Joseph está en el sofá revisando unos papeles de la empresa mientras que Owen y yo revisamos por tercera vez la maqueta del sistema solar que va a presentar en un clase.

—Cariño, pásame la pintura azul, siento que le hace falta color —el pequeño me obedece y me entrega la pintura, tomo un pincel y lo sumerjo.

—Estoy seguro de que será la mejor, gracias por ayudarme —se pone detrás de mí y rodea mi cuello con sus bracitos.

—No fue nada, siempre me ha gustado hacer este tipo de cosas —continúo pintando el cartón.

El teléfono de Joseph comienza a sonar, lo toma y responde, es Gill, quién es de su entera confianza y le ha ayudado a resolver algunos asuntos importantes de la empresa, justo ahora nos está ayudando con los trámites para poder registrar a Owen como nuestro hijo, espero que tenga buenas noticias.

—Listo, quedó perfecta —digo al terminar de hacer los detalles, Owen observa boquiabierto la maqueta.
—Te darán una estrellita —acaricio su mentón.

—Pediré una extra, hicimos un buen equipo —eleva su mano y la choco con la mía.

—Muchas gracias Gill, más tarde nos vemos en tu oficina—dice Joseph antes de terminar con la llamada.

—¿Buenas noticias? —me mira y sonríe, abre sus brazos y corre hacía mí.

—¡Buenas no, buenísimas, es cuestión de tiempo para que oficialmente seamos los padres de Owen! —me levanta en el aire mientras que el abrazo se vuelve más sólido.

—¡Dime qué no estás jugando! —vuelve a ponerme en el piso y toma mi rostro entre sus manos.

—No estoy jugando —posa sus labios sobre los míos y mi corazón se hace pequeñito, creí que este momento jamás llegaría.

—¡Siiiiii! ¡Al fin se cumplió mi deseo! —grita Owen con todas sus fuerzas.

—Tenemos que estar en la oficina de Gill a las cinco, recojo a Owen y después pasamos por ti —acaricia mi mejilla y besa mi frente. —Te amo, ángel —

𝑺 𝑬 𝑹 𝑬 𝑵 𝑫 𝑰 𝑷 𝑰 𝑨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora