𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑿𝑿𝑽𝑰

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𝑴𝑨𝑬𝑽𝑬

No mentiría al decir que sólo dormí un par de horas, me dediqué a recordar hasta el más mínimo detalle de esas dos ocasiones en qué según yo, coincidí con Jhon.

Faltan tres días para que Owen venga a visitarme pero necesito una explicación y no pienso seguir esperando.

Salgo del departamento y detengo el primer taxi que se cruza en mi camino, le indico a dónde tiene que llevarme y en menos de diez minutos he llegado a mi destino.

Entro al elevador y presiono el botón con el número seis, espero encontrar a alguien o tendré que regresar sin ninguna respuesta.

—Maeve, pasa —dice Mark con su toque personal de amabilidad. —Alex no está, salió a comprarse más zapatos, dice que no son suficientes.

—Quiero pedirte un favor, uno enorme —levanta sus cejas y se sienta en el gran sofá.

Al terminar de explicarle lo que necesito que haga por mí, toma sus llaves y salimos del departamento, buscamos en el gran estacionamiento su camioneta y al encontrarla no dudamos en subir.

—¿Estás segura de que quieres hacerlo? —sonríe.

—Sí, estoy segura.

Pero no es verdad, mi respuesta no tiene ni un gramo de sinceridad y mis extremidades me están exhibiendo al temblar sin control.

Bajamos de la camioneta y entramos al lugar, Mark se acerca a un hombre de traje y comienzan a platicar, el hombre asiente con la cabeza y Mark me hace una seña para que lo siga.

—No puedo acompañarte a partir de aquí pero estaré esperándote afuera —aprieta ligeramente mi mejilla y se va.

Respiro profundo, ya no hay marcha atrás.

—Por aquí —un policía me lleva hasta donde están los locutorios. —Tome asiento, en un momento traen al recluso.

El policía se va, despacio tomo asiento, mi mirada apunta al frente pero mis oídos están atentos a las conversaciones de los demás, no sé que es peor, estar de este lado o de aquel o querer tocar a tu ser querido y que un cristal te lo impida.

Pero acabo de descubrir que es lo peor que me puede suceder, Joseph está frente a mí.

Una lágrima rueda por mi mejilla, sigo sus movimientos, se sienta poco a poco y toma el aparato que tiene la misma forma de un teléfono, paso saliva y hago lo mismo que él.

Estamos dudando en ponerlo sobre nuestro oído pero lo hacemos al mismo tiempo.

—Hola... —una ligera sonrisa empieza a dibujarse en su rostro.

—Hola... —cierro mis ojos con fuerza ocasionando que más lágrimas se liberen.

—¿Cómo estás Joe? —sé que la pregunta es estúpida pero no sé que más decir.

—Nunca me habías dicho Joe —sonreímos. —He estado peor, ¿y tú, ángel? —siento como mi corazón se estruja.

—He estado peor.

Dejo de lado este sentimiento tan horrible y me concentro en lo importante, juntar información para sacarlo de este lugar, a dónde no pertenece y aunque me duela aceptarlo, a dónde lo mandé.

—Joseph, realmente me siento mal estando aquí, quisiera poder entrar y abrazarte una vez más pero tenemos que dejar esto de lado, sólo un momento —frunce el entrecejo.
—¿Tienes un hermano gemelo? —

Está tardando en responder, abre la boca para hablar pero se arrepiente.

—Joseph... —insisto.

—Sí, se llama Jhon, no te acerques a él, por favor —

—No lo haré, ¿recuerdas a Franco? —asiente. —Bueno pues es enredoso, pero Helen pagó su fianza y ahora es su asistente —utilizo un tono raro para que capte la información, no puedo hablar tan libremente. —Y me contó sobre tu hermano, lo vio y creyó que eras tú —levanto mis cejas.

—No entiendo —niega.

—Franco te confundió y como no, son gemelos, iguales, pero a la vez diferentes y así como Franco se confundió todos nos podemos confundir, eso me incluye.

Parece que al fin lo está entendiendo, no dice nada pero me sonríe.

—Gracias por venir, creí que nunca más volvería a verte —su barbilla tiembla y sus ojitos se ponen más brillosos.

—Debí haber venido antes pero eso ya no importa, haré lo posible por sacarte de aquí —

—Cuídate mucho, ángel —pone su mano en el vidrio y sin dudarlo hago lo mismo.

—Prometo que la próxima vez que nos veamos este vidrio no estará estorbando.

Me levanto y salgo de ahí rápidamente, tengo un montón de emociones mezcladas, son tantas que no sé si reír o llorar.

Mark me está esperando y tiene una gran sonrisa en su rostro.

—¿Todo bien? —pregunta.

—Sí, todo bien, gracias por traerme.

—No agradezcas, haría lo que fuera por la mejor amiga de mi esposa y por la novia de mi mejor amigo.

Su comentario logra sacarme una sonrisa genuina.

Hemos llegado a mi departamento, bajo de la camioneta no sin antes volver a agradecerle, pero Braden está parado justo afuera y me mira como si me estuviera juzgando.

—Hola —no responde, sigue con la mirada la camioneta de Mark.

—Hola, ¿dónde estabas? —frunzo el ceño y camino hacía el elevador, me sigue y ambos entramos a la máquina.

Salimos y caminamos hasta el departamento, lo invito a entrar.

—¿Quieres tomar algo? —pregunto tratando de desviar su atención y que olvide lo que me preguntó.

—¿Fuiste a verlo, verdad? —

—¿Acaso me estás siguiendo? —era una pregunta que hace días quería hacerle.

—No, pero Matthew te vio.

Estoy harta de la situación, quiero que me deje en paz, él y Miller.

—Responde Maeve —

—¿Pero por qué tengo que responder? Miller ya te lo dijo, ¿cambiaría algo si lo acepto? —

—No puedo creerlo...

—Él no lo hizo —busco la fotografía de Joseph y Jhon y se la muestro, le cuento lo que Franco me dijo pero parece que no lo entiende.
—¿No me entiendes, verdad? —

—¡No Maeve, no te entiendo! ¡Sé que lo amas y me duele aceptarlo pero estás cegada! —

—¿Por qué dices eso? —

—Supongamos que Joseph no lo hizo, pero lo sabía Maeve, lo sabía y te lo ocultó, fue cómplice —se empieza a formar un nudo en mi garganta. —Entiendo que estés enamorada de él pero no dejes que ese amor te ciegue, tuvo en sus manos el poder de darte tranquilidad y mírate cómo estás, te jodió Maeve, a todos y si lo quieres perdonar hazlo.

Camina hacía la salida y se va, cierro los ojos con fuerza y comienzo a llorar, Braden tiene razón, aunque Joseph no mató a Isaiah, lo ocultó, y de no haber sido porque Braden investigó creo que Joseph nunca me lo hubiera dicho.

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𝑺 𝑬 𝑹 𝑬 𝑵 𝑫 𝑰 𝑷 𝑰 𝑨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora