Capitulo 5

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Tanjiro estaba desesperado, frustrado, tenía ganas de jalarse de los cabellos hasta arrancarselos por el estrés, casi se sentía estafado, desde que había salido de misión con el pilar de la roca hacía una semana, no había logrado matar ningún demonio.

Cada vez que llegaban al lugar donde el cuervo les indicaba, el mayor se encargaba de todo en un abrir y cerrar de ojos, sin siquiera darle tiempo para desenvainar su arma.

— Solo digo que deberías de dejarme al menos uno — pidió el menor mientras caminaban por un bosque, dirigiéndose a un pueblo, con el sol a punto de meterse.

— No veo la necesidad de dejartelos si yo mismo puedo encargarme de ellos — contestó Gyomei causando la frustración de Tanjiro.

— La razón por la que pedí salir de misión era para precisamente encargarme yo de ellos — explicó, sujetándose el puente de la nariz, intentando reunir paciencia — También necesito hacerme más fuerte y no lo conseguire solo observandote pelear.

— No necesitás hacerte más fuerte, si te preocupa ser atacado de nuevo, para eso estamos tus alfas — contestó serio, supo que fue la respuesta incorrecta al notar como el olor a frutos rojos se agriaba.

— ¡No lo digo por eso! Yo también tengo mis objetivos, quiero volver a Nezuko humana y derrotar a Muzan Kibutsuji— afirmó el omega.

El alfa soltó un suspiro, comprendía la molestia del omega pero no podía permitirse perderlo de nuevo.

Se dirigían al pueblo dónde dejaría a Tanjiro con Kyojuro, recibieron informes de una posible luna superior y le encomendaron esa misión a Gyomei, pero antes quería asegurarse de dejar a Tanjiro en un lugar seguro, claro que el menor no sabía acerca de esto, de lo contrario insistiría en ir con el y no quería seguir discutiendo con el pelirrojo.

Al ver el pueblo a lo lejos, se encontraron con el alfa rubio, quien estaba comiendo en un pequeño puesto a varios metros de la entrada del pueblo.

— ¡Tanjiro, mi muchacho, me alegra verte de nuevo! — exclamó Kyojuro, levantándose de su lugar, para acercarse al menor.

— Rengoku-san, que coincidencia encontrarnos por aquí — contestó el pelirrojo con una sonrisa, confundiendo al mayor.

Antes de que el alfa pudiera contestar, se escuchó una explosión detrás de ellos, causando que se sorprendieran, el pueblo estaba ardiendo en llamas y estas se extendían a gran velocidad, los tres cazadores se apresuraron en ir hacia la entrada para ver qué estaba pasando.

Tanjiro que iba hasta el frente de los tres, ya que los alfas no estaban corriendo a toda velocidad, empezó a caminar cada vez más lento al ver como las llamas se alzaban con violencia, siendo rebasado por ambos pilares que se detuvieron al notar como lo dejaban atrás por unos metros.

Cuando ambos alfas voltearon para saber el motivo, notaron que el olor del omega se volvía rancio a causa del miedo y como no dejaba de mirar las llamas fijamente con pavor, incluso notaron como sus ojos se cristalizaban, cierto, Tanjiro había muerto quemado.

Kyojuro se acercó inmediatamente al ver que sus piernas comenzaban a temblar mientras retrocedía para sujetarlo y evitar que cayera.

[...]

¡¿Cómo se te ocurre traer a esa demonio con los niños aquí?! ¡¿No entiendes que los pusiste en peligro por tu estupidez?! — gritó colérico Sanemi, acercandose a Tanjiro de forma amenazante.

Se había enterado por parte de un kakushi que el omega que supuestamente era su pareja había llevado a su hermana a la mansión, justo el día que le dejarían a los niños, todavía tuvo el descaro de regresarla a la finca mariposa antes de que ellos llegarán para intentar ocultárselo; motivo por el cual se encontraban discutiendo en la sala de la mansión.

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