Omega Prime

Capitulo 8

Tamborileaba los dedos contra el borde de la ventana, mientras veía como Inosuke y Zenitsu discutían en el patio trasero, seguramente por culpa del alfa, sintiendo como la ansiedad bullía en el, mierda, no quería casarse.

¿Y si por casarse echaba por la borda esta nueva oportunidad que se le había dado?, ¿Qué haría si al final lo encerraban de nuevo en casa, manteniendolo como una incubadora? ¿Y si le prohibían seguir yendo de misiones y gracias a eso ya no puede cumplir con su objetivo?

Esto último lo veía casi seguro, si ahora que no estaba casado había sido toda una odisea que se le asignara una misión no quería imaginar cómo sería estando casado, conociendolos serían capaces de controlar hasta sus comidas.

Otra cosa que le preocupaba era que lo separarán de sus cachorros de nuevo, le habían dado su palabra de que no lo harían, pero no podía confiarse de eso.

¿Y si todo se trataba de una treta para engañarlo y que el tuviera a sus cachorros? No lo malentiendan, el amaba a sus hijos, pero no podría soportar otra separación, el lazo entre una madre y un cachorro es muy importante.

Salió de sus pensamientos al escuchar una leve risa detrás suyo.

—Tanjiro, casi puedo ver como el humo sale de tu cabeza, deberías de relajarte un poco ¿Qué es lo que tanto te preocupa? — preguntó el alfa, mirándolo atento.

— Todo — confesó con amargura —¿Y si de nuevo me estoy equivocando al casarme con ellos? ¿Qué hare si me quitan a mis hijos? ¿Y si me separan de Nezuko? No puedo volver a dejarla sola — soltó el omega con preocupación, llenando la habitación con un aroma a frutos rojos podridos, deteniendose solo cuando se vio envuelto en los brazos del alfa mayor quien se había acercado para abrazarlo y calmarlo con su aroma a madera quemada.

— No debes preocuparte, esta vez parecen ser sinceros y se nota que están muy arrepentidos, quizás solo no son muy buenos disculpándose — trató de tranquilizar el alfa con voz calmada, mientras acariciaba su mejilla — Y si ellos volvieran a hacerte algo, siempre podemos huir juntos — dijo, a modo de broma, guiñandole un ojo, sacandole una sonrisa al menor.

— Que irrespetuoso de su parte Murata-san, se supone que soy un omega comprometido— contestó el pelirrojo, con un falso gesto indignado, siguiendole el juego al azabache — Pero no me opongo ¿A dónde me llevarías? — preguntó curioso.

— Podríamos irnos a las montañas y tal vez tener dos hijos — comentó el alfa, bajando su mano a la espalda baja del omega.

— Y un perro — agregó Tanjiro —Siempre me han gustado los perros, si no hay perro no me ire contigo — dijo en un tono muy serio, haciendo que el mayor se sintiera un poco cohibido ante la seriedad del menor.

— Solo bromeaba...— dijo de forma tímida sin ese tinte de diversión que usaba anteriormente — Pero si quieres no es broma— decidió añadir por último, con un gesto serio, sonrojando al menor, arrepintiendose casi al instante y separandose del abrazo, pensando que tal vez se había sobrepasado al bromear y tocar así al omega de sus superiores.

Tanjiro sabía que Murata lo amaba, se lo había demostrado una y otra vez, este nunca le había fallado y siempre había estado ahí para el.

El en cambio, solo le quería, hubo un tiempo en el que se llego a sentir fuertemente atraído por el alfa, pero no podía permitirse tener una relación con el, su omega interno lo rechazaba por completo y el ya estaba casado y con hijos, ni hablar de la mala reputación que tenía y de los problemas en los que metería al mayor si alguien se llegaba a enterar de lo que había entre ellos.

Ni siquiera estaba seguro de si podría decirlo de esa forma, ya que realmente no había pasado nada entre los dos, solo se llegaron a sentir atraídos y se habían cuidado las espaldas mutuamente, aunque un poco más por parte de Murata, el jamás podría serle infiel a sus alfas, pero eso no evitaba que guardará cierto cariño por el azabache.